Carlos GIL ZAMORA
Analista cultural

Lenguajes diferentes

Existe una tendencia a emplear lenguajes sectoriales, casi sectarios, para afrontar asuntos relacionados con la interpretación en las artes escénicas. Incluso cuando se escribe ‘‘lenguajes’’, según quién entiende una cosa sobre el idioma o sobre la manera de expresarse en los escenarios. Acabo de ver el estreno de una obra de Lluïsa Cunillé que ganó el Premi Born del año pasado, “El Gos”, que ha editado Artezblai, en español y euskera con traducción de Aizpea Goenaga. Estrenó en catalán y entre los especialistas se creó una polémica sobre la puesta en escena.

Cunillé escribe de manera minimalista. No le sobra nada. Cada frase es una piedra del monumento que se construye. Su lectura produce un placer íntimo, en muchos casos profundo, porque abre todas las posibilidades. Pero en escena esa palabra escrita se convierte en material lazado al universo al pasar por el cuerpo del actor. Y en este punto, el montaje que comento era claro que en su primera parte se buscaba desde la dirección la infra-actuación. Lo contrario a la sobreactuación. Pero en la segunda se perdía no en buscar acciones sino actividades, que es justo lo contrario. Se movía en una contradicción además de colocarse en un lugar fuera del que requería la obra.

En ese acto había público y esas personas en su manera de expresar lo que les había provocado la obra, se descubría que se usaban otras palabras más directas, con otro lenguaje.