Estado de alarma

La involución reaccionaria de la extrema derecha española está en su proceso más inquisitivo. Todas esas voces que cantan a coro proclamas de movilizaciones golpistas en todas las esferas pueden acabar confluyendo y que despertemos cualquier día de estos con una situación que se ve en esta niebla dibujada en diversos frentes operativos. El mediático ya lleva años siendo la vanguardia intoxicadora y frenopática. Dan ganas de poner las cabeceras y los nombres y apellidos de los que de manera más voluntariosa se han puesto en la infantería y en los zapadores intentando colapsar cualquier atisbo de mediación entre sus deseos totalitarios y la razón política. Son bloques bien adoctrinados, con mucho dinero de los poderes fácticos que ya no se puede identificar con ninguna ideología, simplemente por el odio a las resoluciones democráticas, y que todo se basa en consignas y delirios demoscópicos junto a interpretaciones demoledoramente sesgadas de los principios constitucionales.

Lo del Poder Judicial militarizado a favor del PP es un gravísimo problema. No es que estén fuera del marco constitucional, sino que están directamente protagonizando de manera constante movimientos golpistas sin ruborizarse. Son un auténtico peligro y forman parte de la misma campaña desestabilizadora de involución absoluta de la marca del patrioterismo neofranquista de PPVox. ¿Dónde está posicionado el cuñado de Urdangarin? Porque en los uniformados hay notables corrientes terriblemente antidemocráticas. Neutralizar esos focos serían importante. Atentos porque es un estado de alarma.