La esperanza de las viejas verdades
Un amigo me decía que, ahora, cuando se pone voz a las viejas verdades, las que aprendimos como principios de una lucha social y política, nos sorprenden, aunque no las hayamos olvidado. Llaman la atención porque se han ido yendo del discurso transformador de la lucha de clases, hasta quedarse en lo que algunos pragmáticos califican como los caminos “trasnochados” de un “infantilismo revolucionario”. Quizás lo que sorprende es que cuando contemplamos la gran realidad de este tiempo, esas verdades todavía nos parecen imprescindibles.
El británico Ken Loach habla de ellas en toda su obra cinematográfica. Y lo hace con el compromiso de un intelectual de izquierdas que critica al posibilismo socialdemócrata y agita los campos de la conciencia social. En la Seminci de Valladolid ha presentado “El viejo roble”, un film sobre la migración. «El capitalismo es imposible de reformar, lo que busca es encontrar nuevas formas de explotación -declaró en una entrevista-. La izquierda tiene que desafiar toda estructura económica para que funcione en beneficio de la clase trabajadora». Y luego habla de la fuerza revolucionaria de la esperanza. La misma que guardan las viejas verdades, la misma que tantas veces nombró Alfonso Sastre en sus artículos.