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INFIERNO EN GAZA

Israel ataca otro hospital mientras Hezbolá alerta de una escalada

Israel bombardeó ayer un convoy de ambulancias cerca del Hospital Al-Shifa en Gaza y otro de civiles, así como una escuela. La desesperación crece en el enclave, pero Netanyahu insistió en la liberación de rehenes antes de un alto el fuego. El líder de Hezbolá, Hassan Nasrallah, rompió su silencio para advertir de que todos los escenarios están abiertos si continúa el asedio sobre Gaza.

Varias personas se reúnen en torno a una de las ambulancias dañadas en el ataque israelí frente al hospital Al-Shifa.
Varias personas se reúnen en torno a una de las ambulancias dañadas en el ataque israelí frente al hospital Al-Shifa. (Momen AL-HALABI | AFP)

Israel bombardeó ayer un convoy de ambulancias junto al hospital Al-Shifa, el mayor complejo hospitalario de Gaza y situado en el distrito norte de Rimal. El Ministerio de Sanidad de Gaza confirmó que hay al menos 13 personas fallecidas y 26 heridas.

El ataque se produjo poco después de que el portavoz del Ministerio de Sanidad gazatí, Ashraf al Qudra, anunciara el traslado hacia el sur de la Franja de numerosos heridos en estado crítico para que puedan ser tratados en Egipto.

Según Al-Jazeera, otros ataques israelíes en el norte de Gaza tuvieron como objetivo un convoy de civiles que intentaba evacuarse por la carretera de Al Rashid, causando al menos 14 muertos, y una escuela gestionada por la ONU que acogía a desplazados en el barrio de Saftawi, causando «decenas de muertos», de acuerdo con la cadena que citaba como fuente al Ministerio de Sanidad gazatí.

Las Fuerzas de Defensa de Israel (FDI) reconocieron únicamente la autoría del ataque al hospital Al-Shifa, alegando que el convoy de ambulancias era utilizado por Hamas, pero sin aportar pruebas.

El director general de la OMS, Tedros Adhanom Ghebreyesus, señaló sentirse «consternado» por el bombardeo israelí contra el hospital.

Mientras, la desesperación se propaga entre la población de Gaza, donde muchos hospitales y cementerios han colapsado ante el creciente número de víctimas. Además de la falta de alimentos y electricidad, varias ONG alertaron de que no hay agua potable suficiente para sobrevivir debido al bloqueo a la entrega de ayuda humanitaria, incluido el combustible, que ha provocado el cierre de todas las plantas de tratamiento de agua.

Sin embargo, el primer ministro de Israel, Benjamin Netanyahu, dejó claro que no aceptará ningún alto el fuego temporal si no se garantiza la liberación de los 241 rehenes que tomó Hamas, enfriando así las expectativas del secretario de Estado estadounidense, Antony Blinken, de negociar una pausa en los combates. «Continuamos con todas nuestras fuerzas e Israel se niega a una tregua temporal que no incluya la liberación de nuestros rehenes», afirmó Netanyahu tras una reunión con Blinken, quien viajó ayer a Tel Aviv por tercera vez desde el 7 de octubre.

ESCENARIO ABIERTO

Por su parte, el líder de Hezbolá, Hassan Nasrallah, rompió ayer su silencio tras tres semanas de enfrentamientos entre el grupo chií libanés y el Ejército israelí en el sur del Líbano. No hubo anuncios de guerra abierta, pero Nasrallah advirtió de que «todas las posibilidades» están encima de la mesa. «El frente del Líbano y su escalada dependen de dos cosas: la primera es el desarrollo de los acontecimientos en Gaza y la segunda es cómo se comporte el enemigo sionista hacia el Líbano», explicó.

El secretario general de Hezbolá confirmó que los suyos han perdido ya a 57 miembros, pero aplaudió cómo su lucha está sirviendo para «aliviar la presión» sobre Gaza y para que Israel desvíe a su divisoria con el Líbano recursos que de otro modo podría emplear contra el enclave.

Más allá de Israel, Nasrallah también señaló a EEUU al insistir en que la forma de impedir una guerra regional es detener la agresión contra Gaza. «Debemos saber que Estados Unidos es el principal responsable de la guerra en Gaza y que Israel es simplemente un instrumento», consideró.

Asimismo, se desmarcó de los ataques ejecutados el 7 de octubre por Hamas argumentando que fue «una operación cien por cien palestina» y agregó que Hezbolá «se unió a la batalla el 8 de octubre».

RESPUESTA INTERNACIONAL

Miles de personas salieron ayer a las calles en Baréin, Jordania y Saná para condenar los bombardeos y exigir a los países árabes una posición política más dura hacia Israel.

En Europa, el presidente francés, Emmanuel Macron, anunció que va a organizar una «conferencia humanitaria» sobre Gaza en París el próximo día 9, agregando que «la lucha contra el terrorismo no justifica sacrificar a civiles».

El Alto Representante de la Unión Europea para Política Exterior, Josep Borrell, instó en una llamada con el ministro de Exteriores israelí, Eli Cohen, a proteger a los civiles, mientras que el primer ministro canadiense, Justin Trudeau, solicitó una «pausa humanitaria». Lo hizo en Washington, donde participó en la cumbre de la Alianza para la Prosperidad Económica en las Américas. Allí el presidente colombiano, Gustavo Petro, uno de los líderes más enfáticos en condenar a Israel, aseguró que le pidió a Joe Biden que adopte medidas para detener la muerte de civiles.