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Darmanin lleva a un Senado exaltado su proyecto antinmigración

El Senado francés inició ayer el debate del nuevo proyecto sobre política migratoria que debería votarse el 14 de noviembre. La mayoría de derecha no se muestra dispuesta a hacer favores al macronismo en una materia que enciende el debate político, por más que comparta el objetivo básico de expulsar más fácilmente a extranjeros.

Militantes de asociaciones que trabajan en favor de las personas «sin papeles» se concentraron a las puertas del Senado para denunciar el proyecto Darmanin, que la mayoría senatorial de derecha aspira a endurecer. (Dimitar DILKOFF | AFP)

El proyecto de ley destinado a reforzar «la lucha contra la inmigración ilegal» se cayó del orden del día en marzo y tras su paso en comisión, ayer arrancó con una tramitación compleja en el Senado francés. Antes del voto del 14 de noviembre, el ministro de Interior, Gérald Darmanin, que en la presentación del texto solicitó de los senadores permiso para «poder decidir más rápido quién puede quedarse y quién debe irse del país», deberá esforzarse por construir una mayoría de la que hoy por hoy no dispone.

La fuerza predominante en la Cámara Alta, Les Républicains (LR), no muestra demasiada predisposición a hacer favores al Ejecutivo en una materia en la que siente en la nuca el aliento de la ultraderecha.

Darmanin defiende carta blanca para poder actuar, «de manera firme, justa y eficaz» contra «personas que no respeten los valores republicanos y que pongan en peligro el orden público». Una posición que, aunque sea coincidente con los objetivos de derecha y ultraderecha, es considerada más teórica que efectiva por el espectro conservador y ultraderechista.

Máxime cuando, horas antes de abrirse la sesión, la primera ministra, Élisabeth Borne, se descolgaba con unas declaraciones llamadas a marcar el arranque de debate en el Senado. Borne defendía así con fervor una de las medidas previstas en la ley, concretamente en su artículo 3, como es la regularización «a la carta» de trabajadores «sin papeles» para compensar la penuria de mano de obra en los llamados sectores en tensión .

Concretamente, el Gobierno propone conceder un permiso de trabajo de un año, renovable, a personas que lleven viviviendo -pese a no contar con documentación en regla- en el Estado francés durante los últimos tres años y que hayan demostrado «una voluntad fuerte de integración», trabajando al menos en los ocho meses precedentes, en palabras de la jefa del Ejecutivo galo. Ello para cubrir las dificultades para encontrar trabajadores que se dan en distintos sectores productivos.

Borne asegura que ese proceso de regularización «no ejercerá de efecto llamada». Ya en 2022 más de 34.000 trabajadores «sin papeles» fueron regularizados en el Estado, lo que marcó un aumento del 7,8% respecto al año precedente.

La primera ministra daba a entender que la medida gozaría de un importante apoyo, por encima de siglas y bancadas parlamentarias. Un mensaje de advertencia a la mayoría de Les Républicains, dando a entender que Darmanin podría encontrar apoyos transversales.

Consciente de que con esa estrategia se le podría abrir una vía de agua, el patrón de la derecha senatorial, Bruno Retailleau, advirtió de que «no se puede sostener un texto que pretende al mismo tiempo expulsar más y regular más», pero sin cerrar completamente la puerta al acuerdo.

LA IZQUIERDA ENMIENDA.

De hecho, la derecha puso sus votos al servicio de hacer decaer las tres enmiendas presentadas por los partidos de izquierda y los ecologistas, opuestos a tratar, en un clima de exaltación securitaria, un proyecto que rechazan por motivos de fondo y de forma.

El ministro Darmanin no dudó en arremeter contra las formaciones progresistas, hasta el punto de hacerles responsable de la no expulsión de la persona extranjera imputada por la muerte, por apuñalamiento, de un profesor en Arras.

El dardo de Darmanin no daba a entender que el ministro de Interior esté dispuesto a modular su posición para atraerse el apoyo de la bancada progresista.

Aunque el paso de la ultraderecha por la tribuna, para alertar del «costo exorbitado de seguridad a causa de la migración» e insistir en la tesis del «remplazamiento demográfico y cultural» permitía al patrón de plaza Beauvau recuperar la teórica línea de la centralidad.

Esos primeros cruces de espadas daban a entender que en las próximas jornadas el Senado será la sede de un debate polarizante, a la espera de que la batalla más ruda se produzca en la Asamblea Nacional.



regularización de «sin papeles» e «hipocresía» de la patronal

Desde la tribuna, LR defendió el texto «retocado» en la Comisión de Leyes, dejando en evidencia que el que preconiza Gérald Darmanin no goza de apoyo suficiente.

El artículo clave es el 3, ya que derecha y macronismo discrepan sobre la regularización de «sin papeles». El Gobierno plantea que se otorguen contratos, eso sí, tras cumplir condiciones calificadas de «esclavistas» por la izquierda. La derecha teme que abriendo la mano en la materia pueda proyectar una imagen de cierta laxitud

Las posiciones aparecen distantes pero el reglamento del Senado prima los arreglos y hasta el 14 de noviembre queda tiempo. Un factor que aprieta a la derecha es que a la patronal le tienta disponer de mano de obra «necesitada», para rebajar, de paso, la presión sindical por la subida salarial. M.U.