Rafa DIEZ, Eugenio ETXEBESTE «Antton», Itziar AIZPURUA, Jose Mari OLARRA e Iñaki OLALDE
GAURKOA

Nazio bat gara, 18ean Bilbora

Vivimos tiempos de enorme inestabilidad e incertidumbre a nivel global. La guerra de Ucrania ha desaparecido de la primera línea informativa a pesar de los miles de muertos que provoca y las consecuencias socioeconómicas que desata en una UE convertida en mero subordinado da la geopolítica de USA y su brazo militar, la OTAN. La explosión del conflicto palestino-israelí, cuyo origen está en esos 56 años de ocupación asfixiante que señaló el propio secretario general de ONU, nos está sacudiendo con imágenes terribles. La estrategia genocida de Netanyahu contra el pueblo palestino con el apoyo incondicional de USA y algunos países europeos nos ofrece niveles de crueldad e impunidad inusitadas. La comunidad internacional que pretende justificar la estrategia israelí por su derecho a defensa y seguridad no es capaz de considerar el legítimo derecho a la defensa y resistencia de un pueblo palestino ocupado y masacrado en las últimas décadas a pesar de las diferentes decisiones de las Naciones Unidas reconociendo el Estado palestino. Dos conflictos, pues, donde el juego de la geopolítica nos puede llevar a escenarios de mayor alcance bélico y efectos socioeconómicos.

Este contexto global de inestabilidad tiene su extensión a un marco estatal español con una crisis abierta del sistema de partidos que ha estado sosteniendo el régimen de la transición. Tras una primera legislatura inédita de un gobierno de coalición PSOE-Podemos, con el indispensable apoyo de soberanistas e independentistas catalanes, vascos y gallegos, nos encontramos ante una segunda legislatura con importantes retos y oportunidades para superar el modelo territorial de la transición y avanzar en el desarrollo de un proyecto nacional vasco.

En estos últimos cuatro años, atravesados por la pandemia y los efectos de la guerra, el reforzamiento de la izquierda independentista ha permitido avanzar en el objetivo de traer a los presos a casa como cuestión indispensable para un marco integral de convivencia democrática, ha dimensionado también su influencia positiva en políticas sociales (pensiones, SMI, reforma laboral...) y nacionales (Guardia Civil de tráfico en Nafarroa) y, asimismo, ha sido decisivo en la neutralización de UPN y sus aliados utraderechistas de las instituciones navarras. Un reforzamiento de nuestra posición institucional que nos permite ser clave ante una legislatura donde poder ser instrumento político tractor de acuerdos y compromisos que abran una nueva etapa del proceso de liberación nacional en el conjunto de Euskal Herria.

La izquierda independentista es ya alternativa en la EAE ante un PNV desencajado, desorientado y en crisis estructural de reproducción de su proyecto político, es bisagra determinante de un bloque de progreso en Nafarroa y actor influyente y emergente en una Ipar Euskal Herria que vive nuevos tiempos de reconocimiento y extensión del ámbito nacional vasco. En la cercanía de los aniversarios de los asesinatos políticos de Santi y Josu la evolución de la izquierda independentista y su proyección futura es el mejor homenaje hacia ellos y también espejo del fracaso de las estrategias terroristas que surgieron desde el corazón del Estado para frenar al independentismo vasco. Agur eta ohore Santi eta Josu!

Esta constatación no pretende reflejar euforias o arrogancias. No somos ajenos a preocupaciones que percibimos en muchos espacios abertzales ante las agresiones que se encadenan contra el euskara desde el ámbito judicial, la evolución de variables como la demografía y su efecto desequilibrante ante el desarrollo de nuevos flujos migratorios, las dificultades de nuestra cultura ante las formas de consumo que emergen con las nuevas tecnologías, la expansión de valores individualistas que desgastan la capacidad colectiva de compromiso y aportación a un proceso real de cambio político y social... Son cuestiones que, por encima de la realidad estática de correlación de fuerzas institucional y social, erosionan el proyecto nacional y necesitan de estrategias integrales para complementar la evolución de la acumulación de fuerzas institucional, sindical y social.

Con todo, es momento de dar un salto en todas las dimensiones. La izquierda independentista, con su capacidad para articular un frente amplio por el cambio político y social, es y será el actor determinante en esta legislatura para, además de seguir confrontando con los neofascistas y sus terminales jurídicas y mediáticas, realizar progresos sustanciales en una estrategia soberanista y de cambio social, de avanzar en la vertebración territorial y determinación de nuevos marcos jurídico-políticos en Hego Euskal Herria. Necesitamos, pues, dar un salto político de reconocimiento y soberanía como palanca imprescindible que nos permita, también, dimensionar reivindicaciones de igualdad de género, culturales, lingüísticas, sociales, económicas... que vayan modelando un nuevo modelo social. Porque la cuestión nacional es y será el motor del cambio social. La soberanía es la herramienta de empoderamiento colectivo que nos impulsa y acerca a una república socialista vasca.

El próximo día 18 tenemos una cita para reafirmar que somos una nación que quiere abrirse en el universo de los Estados europeos desde la solidaridad y su propia aportación. Son momentos de compromiso, optimismo y ambición para profundizar en el camino que históricamente viene realizando la izquierda abertzale. El día 18 Santi y Josu, como tantos otros luchadores por la libertad de Euskal Herria, estarán en nuestro recuerdo y serán parte de la propia movilización porque son parte del proceso independentista. Y el día 18, además de reclamar nuestra identidad nacional y derecho a decidir nuestro futuro libre y democráticamente, estaremos, también, con el pueblo palestino y su grito desgarrador por la libertad.