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LONDRES

Sunak rescata a Cameron para frenar la debacle de los conservadores británicos

La elección de Rishi Sunak del ex primer ministro David Cameron como responsable de la diplomacia británica intenta solventar la crisis del cese de la ministra del Interior y apelar al voto más moderado en plena debacle conservadora, pero puede agudizar las divisiones.

El nuevo ministro de Exteriores británico, David Cameron.
El nuevo ministro de Exteriores británico, David Cameron. (Justin TALLIS | AFP)

Con el partido en crisis a pocos meses de las elecciones, el primer ministro británico, Rishi Sunak, sorprendió ayer al llamar a David Cameron, el hombre que convocó el referéndum del Brexit, como responsable de la diplomacia británica.

El cambio en el Gobierno se esperaba hace meses y se hizo inevitable para destituir a la ministra del Interior, Suella Braverman, cuyas críticas a la Policía la semana pasada constituyeron una provocación excesiva incluso para la derecha británica.

Pero lo que nadie esperaba era el regreso a la primera línea del ex primer ministro que convocó el referéndum sobre el Brexit e hizo campaña para permanecer en la Unión Europea, pero cuyo fracaso hundió a su partido en una deriva de la que todavía no ha salido y a Gran Bretaña en años de convulsión política.

El que fue primer ministro de 2010 a 2016 aseguró que quiere poner su experiencia al servicio de los «desafíos vitales» del momento, citando «la guerra en Ucrania y la crisis en Oriente Medio».

«He estado en desacuerdo con algunas decisiones particulares, pero la política es trabajo en equipo... y creo que Rishi Sunak es un buen primer ministro que está haciendo un trabajo difícil en un momento difícil», afirmó.

Llegado a Downing Street hace poco más de un año, después de los escándalos de la era Boris Johnson y tras la efímera Liz Truss, Sunak necesitaba un golpe de efecto para intentar parar la deriva de los tories y «reiniciar» el partido, y parece optar por apelar los sectores más moderados de la derecha.

Con las legislativas previstas a más tardar en enero de 2025, los conservadores, en el poder desde hace casi 14 años, se sitúan muy por detrás del Partido Laborista en las encuestas, en un contexto económico sombrío que puede acentuar sus pérdidas. Sin embargo, el cese de Braverman, una figura del ala derecha con ambiciones políticas declaradas, corre el riesgo de reforzar las divisiones internas.

Y tanto más cuanto que el regreso de Cameron parece marcar un reenfoque, en contraste con posiciones adoptadas recientemente por Sunak más inclinadas hacia los ultraconservadores y frente su intento de encarnar el cambio, como se presentó al ser elegido en el congreso de su partido. Cameron representa para muchos el pasado y el origen de la grave crisis del partido.

Tim Bale, politólogo de la Universidad Queen Mary de Londres, opina que Sunak busca también «alguien con cierta influencia en la escena internacional». Considera su designación un intento de distraer la atención de la crisis que rodea a Braverman y de seducir al electorado centrista, pero se muestra muy escéptico sobre el éxito de la maniobra. «Parece desesperada», afirma.

LA GOTA QUE COLMÓ EL VASO DE BRAVERMAN

Los acontecimientos llegaron a un punto crítico la semana pasada cuando Braverman criticó a la Policía de Londres en un artículo en “The Times”, acusándola de autorizar la marcha propalestina celebrada el sábado y de parcialidad.

El artículo no había recibido la luz verde de Downing Street, contrariamente a las normas habituales.

Estas declaraciones se suman a una serie de polémicas de los últimos meses, en realidad no tan distantes de la política del Gobierno. Calificó la llegada de refugiados de «invasión» y sostuvo que algunas personas sin hogar duermen en tiendas de campaña según un «modo de vida elegido».

Su salida inició otro gran juego de sillas en el Ejecutivo, uno más en años de constante inestabilidad. En Interior, Braverman ha sido reemplazada por el ex de Exteriores James Cleverly, que ha dejado paso a Cameron.

Se trata de una posición crucial, ya que el Gobierno de Sunak ha dado prioridad a la lucha contra la llegada de inmigrantes a través del Canal de la Mancha. Cleverly tendrá que asumir una política muy restrictiva en materia de derecho de asilo, así como del plan británico criticado por la ONU de devolver a Rwanda a inmigrantes ilegales, independientemente de su procedencia. Esta medida enfrentará una prueba clave mañana cuando la Corte Suprema se pronuncie sobre su validez.