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Argentina decide en balotaje entre un salto al vacío y la resignación

El candidato ultra Javier Milei, de la coalición La Libertad Avanza lidera casi todas las encuestas, pero por muy poco margen, mientras que el peronista Sergio Massa, ministro de una economía en debacle, apuesta a la maquinaria de su partido para contrarrestarlo y al miedo a un cambio con propuestas que rozan el delirio.

Los candidatos Javier Milei y Segio Massa, durante el debate que tuvo lugar el pasado domingo en la Universidad de Buenos Aires. (Luis ROBAYO | AFP)

Llega el ocaso de un largo periplo electoral que comenzó hace más de tres meses, con las primarias abiertas de agosto, siguió con las generales (en las que también se votó para renovar parcialmente el Parlamento) y ahora con la doble vuelta. Argentina pone fin a su maratoniano año electoral decidiendo entre dos propuestas nítidamente antagónicas.

Es una frase común que suele repetirse pero esta vez sí la contraposición es enorme. El outsider Javier Milei (La Libertad Avanza) es la gran sorpresa del año y lleva en su programa «anarcocapitalista» no sólo propuestas muy diferentes a las de su rival sino que representan una disrupción con todo lo establecido en la política del país sudamericano.

La dolarización de la economía, el cierre del Banco Central, la privatización de todas las empresas públicas, la desregulación radical de la economía, el desmantelamiento del Mercosur, una bajada histórica de impuestos y un ajuste gigante del gasto público son algunas de sus medidas. Habría que añadir las más extravagantes (que en campaña se ocupó de matizar o callar pero las mencionaba cuando no tenía tanto éxito) como la privatización de los transplantes de órganos y la liberación de la compra y venta de armas. Todo esto canalizado con una estética y tono de comunicación confrontativo, de antipolítica y polarizante.

Y de este salto al vacío que representa el ultra, está la resignación de la falta de cambio que encarna Massa, una persona sin carisma y sin credibilidad y que es despreciado por varios de los principales dirigentes de su coalición electoral, empezando por Cristina Kirchner. El actual ministro de Economía gestiona una inflación del 130% y es la cara visible de un Gobierno que empeoró todos los datos socioeconómicos.

El jueves fue la clausura de campaña de los dos candidatos. Massa ha buscado distanciarse de la liturgia peronista tradicional y no tuvo un típico mitin en un estadio sino una megareunión con estudiantes de instituto en la ciudad de Buenos Aires en la que bailó y prometió generar ilusión. El flanco débil que tiene en cuanto a lo demoscópico es el votante menor de 25 años.

Por su parte, Milei cerró la campaña en la ciudad de Córdoba con un mitin en la calle y ante decenas de miles de personas. «Van a ver dos boletas (papeletas), la que tiene las mismas caras de hace 30 años o la de la libertad», clamó a los gritos.

Se apuntó un gol ciertamente el ultra al conseguir llevar al escenario de su cierre a Patricia Bullrich, quien obtuvo más de seis millones de votos en las generales y son los que precisa Milei para ganar. «Con patriotismo te acompañamos Javier para que seas el próximo presidente», dijo la dirigente, cuya coalición Juntos por el Cambio ha quedado fracturada entre los centristas que están espantados con un ascenso de la ultraderecha y los que explicitaron su apoyo a ella.

La aplastante mayoría de las encuestas otorga una ventaja de entre 2 y 4 puntos a Milei, lo que para muchos es un signo de que ganará Massa (en agosto y octubre salió primero el que no decían los sondeos). Además, la maquinaria electoral peronista está mucho más aceitada (en fiscales, provisión y control de las papeletas y redes entre las clases mas populares) y eso suele inclinar algo la balanza. Y por eso dirigentes de Milei vienen denunciando en los medios posibilidades de un fraude electoral parcial, conociendo la maquinaria peronista (el denominado «aparato»). Hasta Karina Milei, hermana del candidato y apoderada del partido, dijo en una entrevista que había habido «un fraude colosal» en las generales. Aunque no hubo una querella judicial formal.

Ante esto, los jueces de la Cámara Nacional Electoral, el tribunal de la judicatura encargado de supervisar los comicios y la campaña, convocaron a una reunión este sábado a los apoderados de ambos partidos para bajar la tensión, darles garantías y escuchar dudas.

La clave estará en cuántos argentinos finalmente se decantan por el voto en blanco o ausentarse y cuántos de los que votaron a las otras opciones en las generales opten por participar y a quién. Massa necesita que el tiempo sea bueno en las grandes áreas metropolitanas para que haya una mayor participación de los mayores de 70, en donde gana, mientras que Milei arrasa entre jóvenes y varones.

La votación comenzará a las 8 (12:00 en Euskal Herria) y acabará diez horas después (se suele ser laxo con el cierre de las mesas electorales). Al ser un escrutinio muy fácil, con tan solo dos papeletas, se espera que para las 23 (3 de la madrugada aquí) haya un resultado casi definitivo.