Koldo LANDALUZE
DONOSTIA
BLACK FRIDAY

Trinchando humanos en Acción de Gracias

La película, que nació de las entrañas de un ingenioso tráiler falso que data de hace 15 años, es un intento ambicioso de expandir una idea breve y cómica hacia una trama completa de horror que tuvo su origen en aquella “sesión doble” que fue orquestada por Quentin Tarantino y Robert Rodriguez y que llevaba por título “Grindhouse” (2007). Aquel tráiler, un destello de genialidad de Eli Roth, presentaba de manera grotesca las muertes relacionadas con la tradición de la jornada festiva de Acción de Gracias.

La tarea de transformar un sketch de dos minutos en una película coherente de 100 minutos no ha resultado fácil y, por ello, resulta irregular. Comienza con fuerza, guiándonos por un festín de muertes sangrientas y macabras, pero, lamentablemente, pierde frescura y se desvanece en su segunda mitad. La supuesta trama de venganza o justicia divina contra los responsables de la matanza de “Black Friday” queda relegada, dando paso a un giro hacia la locura de un asesino en serie demente. Se tambalea al cambiar su tono, alejándose del humor negro que la podría haber salvado de caer en lo predecible.

En realidad, es un slasher típico, jugando con los tópicos habituales del subgénero, pero perdiendo la oportunidad de destacar por su originalidad y desenfado. Aunque presenta algunas muertes repulsivas y escenas gore, carece del equilibrio necesario para hacerlas verdaderamente impactantes. El punto de partida, una cena de Acción de Gracias interrumpida por la avaricia consumista, es ingeniosa. Sin embargo, la película no logra mantener esta intensidad, volviéndose cada vez más predecible a medida que avanza. Su elemento distintivo radica en su ambientación prenavideña y en la destrucción de la imaginería de dicha festividad tan típicamente, algo que para muchos resulta desconocida y sobre todo ajena.