Koldo LANDALUZE
DONOSTIA
OCHO APELLIDO MARROQUÍS

Enredos sin gracia

Dejando a un lado la polémica en torno a su nula conexión con la exitosa saga de “Ocho apellidos” y los cambios en su guion, que provocaron la marcha del proyecto de Borja Cobeaga y Diego San José, “Ocho apellidos marroquíes” no es más que un sainete disparatado que lamentablemente fracasa en su intento por vendernos que quiere destacar las diferencias culturales y criticar mediante el humor los prejuicios hacia lo diferente y desconocido. En relación a este punto tan delicado, los chistes y tópicos relacionados con Marruecos provocan en ocasiones cierta verguenza ajena.

Álvaro Fernández Armero dirige una película que, si bien puede ser considerada una suerte de pariente muy lejano de las entregas originales, busca hacer reír al espectador por la vía fácil, a través de recursos muy manidos y que en las anteriores entregas funcionaba con mayor o menor fortuna.

La película falla en varios aspectos. Por un lado, flaquea por culpa de un guion carente de ritmo y originalidad. Es una historia que ya se ha visto demasiadas veces, una trama que no logra despegar.

En esta oportunidad, una madre, una hija y el exnovio de esta última viajan a Marruecos para cumplir el último deseo del patriarca familiar, propietario de una conservera, que les pide recuperar su primer barco, desenterrando así un gran secreto. El siguiente problema de la película radica en su lento arranque y su dificultad para sumergirnos en la trama.

La primera media hora se torna tediosa, con un desarrollo de personajes prácticamente inexistente, llegando incluso a hacer algunos de ellos casi insoportables. Cuando el humor se hace presente, la película logra arrancar algunas risas al espectador, pero para entonces, no merece la pena ni la espera ni el esfuerzo. Tal vez destacar los esfuerzos de Elena Irureta y Julián López.