Koldo LANADALUZE
DONOSTIA
WONKA

Un notable homenaje al imaginario de Roald Dahl

En contraste con la interpretación de Johnny Depp en “Charlie y la fábrica de chocolate” (2005), donde se destacaba una versión excéntrica y peculiar de Willy Wonka, Timothée Chalamet nos ofrece una actuación más cercana al encanto y la inocencia que caracterizaban a Gene Wilder en la clásica película “Un mundo de fantasía” (1971). En esta nueva adaptación a cargo de Paul King, conocido por las exitosas entregas de “Paddington,” Chalamet se desenvuelve con éxito, enfrentándose incluso a desafíos que requieren cantar y bailar. La historia, una precuela que nos lleva a la París de preguerra, nos presenta a un joven Wonka con la ambición de prosperar con las recetas de chocolate heredadas de su difunta madre.

La trama se complica cuando es engañado por Mrs. Scrubbit y su cómplice Bleacher, quedando atrapado en un contrato que lo convierte prácticamente en esclavo en una lavandería subterránea. A medida que Wonka lucha por mantener su negocio a flote, se encuentra con los despiadados dueños de las tiendas de dulces preexistentes, interpretados por Matt Lucas, Paterson Joseph y Matthew Baynton. Estos personajes, movidos por la codicia y la avaricia, representan fuerzas que se oponen al surgimiento de un competidor tan peligroso para sus intereses como es el caso del protagonista. La película asume la apariencia de una fábula en torno a la ingenuidad y bondad de personajes como Wonka, quienes, a pesar de su empeño inquebrantable, se enfrentan a fuerzas impulsadas por la codicia. Para redondear la función, el filme incluye secuencias musicales que jamás chirrían, al igual que unos efectos digitales muy notales y que han permitido la creación del pintoresco Oompa-Loompa encarnado por Hugh Grant.