Koldo LANDALUZE
DONOSTIA
ANATOMÍA DE UNA CAÍDA

Mucho más que un thriller judicial

La elección del título por parte de Justine Triet nos evoca de inmediato a una obra destacada del género judicial, “Anatomía de un asesinato” (1959) de Otto Preminger. Con valentía, Triet ha optado por este paralelo, sin preocuparse por las comparaciones potenciales con una película que siempre ha sido considerada como impecable.

“Anatomía de una caída” arranca en un pequeño chalet ubicado en escenarios alpinos. Allí, reside una pareja de escritores formada por Sandra, interpretada por la excelente Sandra Hüller, y Samuel, encarnado por Samuel Theis, junto a Daniel, el hijo de 11 años de Sandra, quien ha sufrido un accidente que casi le provoca la ceguera.

El niño, al regresar de un paseo con su perro, descubre a Samuel sin vida sobre la nieve. Ella, por su parte, está siendo entrevistada en el interior de la cabaña.

LARGO PROCESO LEGAL

A partir de este instante, Triet teje una narrativa variada en la que se citan la turbulenta historia pasada de la pareja, el desarrollo de la investigación por parte de las estructuras judiciales y un largo proceso legal.

La directora añade capas a la trama, revelando nuevas profundidades e implicaciones a medida que se descubren grabaciones dejadas por Samuel, y Daniel, el único testigo directo o indirecto de los eventos, adquiere un papel cada vez más crucial en la historia. La trama se sumerge en la ambigüedad, desatando un aire hitchcockiano que plantea interrogantes éticos y morales. Las actuaciones de Hüller y del resto del reparto, que abarca desde el joven Machado Graner hasta Swann Arlaud en el papel de un antiguo amigo que se convierte en abogado defensor, mantienen la calidad en esta película intensa y perturbadora y en la que, además, se plantean cuestiones de índole social muy presentes en la actualidad.