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DE REOJO

Cortar por lo sano


Cortar por lo sano es colocarse ante la urgencia de una resolución sin paliativos ni contemplaciones ni anestesia. Devaluar el peso argentino un 50%, es decir que cada dólar valga ochocientos pesos y a la vez decir que se suspende toda la obra pública, se parece bastante a un estrangulamiento económico inverosímil. Además, no tiene nada que ver que con la propaganda electoral con la que e presentaba. Tanta contradicción tiene el neoliberal macrista Milei, como que, para evitar un levantamiento social, mantiene las ayudas a los más empobrecidos, esos subsidios que anunciaba su intención irrevocable de cortar con su herramienta mecánica demoledora.

Y hay que señalar que lleva 48 horas. Así que no sabemos si tiene mucho tejido social vivo que cortar todavía, lo que nos coloca ante un nuevo paso dentro del desastre general, aplaudido, refutado, contemplado desde las esquinas del sistema económico global como una extravagancia, una experimentación, un ensayo general, una recuperación de las ya aplicadas doctrinas neoliberales que provocaron varios y continuados terremotos sociales y económicos junto a un deterioro estratégico de la calidad democrática, asunto que aquí ha invertido el orden.

Y en paralelo, en la carrera de San Jerónimo avanza la tramitación de la Ley de Amnistía. En Bruselas, avanza la apatía europea. En Doha se firman documentos volátiles sobre los combustibles sólidos y en la ONU ya no saben qué hacer para acabar con su irrelevancia práctica. Cortar por lo sano podría ser una opción, pero requiere de mucha determinación.