Koldo LANDALUZE
DONOSTIA
LA SOMBRA DE CARAVAGGIO

El pintor perseguido por la Iglesia

Durante muchos años, Michele Placido albergó su intención de llevar la vida y el arte de Caravaggio a la pantalla. El inicio de este sueño se remonta a su llegada a Roma a finales de la década de 1960, cuando, bajo la estatua de Giordano Bruno en Campo de Fiori, concibió un guion teatral en el que el pintor rebelde del siglo XVII se encontraba con el filósofo herético quemado en la hoguera en aquella misma plaza.

Este encuentro, entre otros, se materializa finalmente en “La sombra de Caravaggio”, una representación cinematográfica de Michelangelo Merisi, conocido como Caravaggio, uno de los artistas más revolucionarios e influyentes en la historia del arte.

Caravaggio, un genio cuyos modelos eran individuos marginados que uno encontraría en las profundidades del inframundo romano, los transformó en santos y Madonnas en sus pinturas, desafiando la desaprobación de la Academia y, especialmente, de la Iglesia.

COMPOSICIONES ESCÉNICAS

Placido lleva la misteriosa y tempestuosa vida del protagonista a través de una exposición secuencial, destacando las impresionantes composiciones escénicas del pintor y sus interacciones con diversas prostitutas y modelos.

Sin embargo, no logra alcanzar un nivel similar al profundizar en la psicología de los diversos personajes que pueblan la pantalla, desde Giordano Bruno hasta el Papa Pablo V, quienes se convierten en meros soportes humanos para el desarrollo de la trama.

Planteada como una suerte de investigación casi detectivesca, ejecutada por el representante del Santo Oficio conocido en la película como “La sombra” -encarnado por el actor Louis Garrel-, la película no logra transmitir en su totalidad la pasión desenfrenada de Caravaggio por la vida y los pinceles.