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AZKEN PUNTUA

Como un disparo a la vida


La noche de su nombramiento como presidente de la Real Sociedad, el señor Aperribay lloró hasta la madrugada. Lloró junto a su esposa para «superar la tensión» que había rodeado su elección. La escena me recuerda el título de una telenovela que hizo furor en 1979, “Los ricos también lloran”. Y es que los ricos, cuando lloran, lo hacen de una manera muy sentida con su clase, muy para adentro de sus intereses. El llanto del señor Aperribay es un ejemplo de ello. Además de magnate del fútbol, se considera un hombre de éxito en la industria de la tecnología armamentista vasca. Es consejero delegado de Sapa, una empresa unida a proyectos de defensa y seguridad y asociada a firmas europeas líderes en la fabricación del armamento adquirido por los gobiernos europeos. Sapa, que cuenta con la estimada ayuda del Gobierno Vasco, ha sido beneficiada con los Fondos Europeos y con el gasto militar que, en la UE, ha aumentado un 9% en el último año. Cuando la destrucción y el genocidio cubren de muerte el mundo, los lloriqueos de los que Bob Dylan llamo los «señores de la guerra» suenan como un disparo a la vida. «Vosotros que no habéis hecho nada/salvo construir para destruir/vosotros jugáis con mi mundo/como si fuera vuestro juguete» (Masters of war 1963).