Esos días neutros

Es intrascendente el calificativo que les demos a los días vividos. No existen días tontos. ¿Existen los días neutros? Si lo entendemos como un día en el que hemos cumplido con todos los preceptos de supervivencia, no hemos recibido ningún aviso de instituciones recaudatorias ya que los afectos se han mantenido en la línea de estabilidad recomendada, eso sería la descripción de los días más abundantes en nuestra historia. ¿Es eso recomendable o para sentirse vivo y trascendente, además de alucinaciones marianas, orgasmos infinitos y eructos imperiales, cuál sería el complemento adecuado?

Escribo una mañana tranquila en cuanto a ruido callejero, desde mi ventana veo acudir a la misa a familias enteras, estoy preparando una comida tradicional mediterránea y por las radios, las redes sociales y algún periódico digital se empeñan en analizar el discurso del cuñado de Urdangarin. ¿Qué se puede esperar de un Borbón que está superpuesto a otro Borbón, su padre, que se ha demostrado de manera fehaciente que es un truhán? ¿Alguien se puede imaginar que este individuo no sea de extrema derecha, aunque deba fingir ser demócrata de toda la vida para mantener su sueldo y su impunidad? Lo que diga o deje de decir en sus discursos, ¿tiene alguna trascendencia para la ciudadanía?

Salen nuevos supuestos: ¿estos discursos se dictan, se usa IA, le llegan escritos y bendecidos, alguien le da la aprobación desde el Gobierno, Génova, generalato o la Conferencia Episcopal o tiene autonomía junto a la periodista para adaptarlos a la mercadotecnia de su propio negocio?