GARA Euskal Herriko egunkaria
Entrevista
Amancay Gaztañaga
Cantante de Grises

«Más allá del proyecto musical, Grises somos personas que nos queremos»

El concierto que darán en Azpeitia pondrá el punto final a la historia de Grises. La banda de Zestoa se despide, de esta manera, tras veinte años de carrera ejemplar, de la que quedarán para el recuerdo seis discos, que dejarán constancia para siempre de la calidad y la inquietud musical de un grupo irrepetible.

(Fotografías: Cedidas por GRISES)

¿Cómo se sabe que ha llegado el momento de dejarlo?

En nuestro caso, fue un sentir bastante compartido de algo que nunca nos habíamos planteado del todo. Sí que es verdad que cuando Raúl, nuestro anterior bajista, tuvo que dejar el grupo por razones personales, fue un momento de break en el que estuvimos dos años en silencio, pero el momento de dejarlo nunca había llegado… ¿y cómo se nota? Pues no lo sé, pero lo difícil fue ponerlo sobre la mesa, ver que todos estábamos de acuerdo y decidir que el proyecto se merecía un buen final.

¿Les sucedió, como a otras bandas, que la pandemia fue como una losa para la continuidad de tantos proyectos?

Justo íbamos a sacar nuevo disco, y fue un hachazo terrible. Esa incertidumbre que se nos vino encima como sociedad, nos dejó muy tocados, tanto que, en el sector musical y cultural en general, es ahora cuando empieza a haber un reflote en lo artístico. Pero en nuestro caso, el motivo para dejarlo fue que todos estamos dedicándonos a otras cosas; Grises ha sido algo muy importante, porque han sido veinte años, todo un proyecto de vida, y veíamos que, en estos momentos, no podíamos darle la energía que necesitaba, porque un grupo así, con tantas giras, festivales, y viajes, era incompatible con el resto de actividades que estamos llevando a cabo, también dentro del ámbito cultural. Así que, como la banda es tan importante para todos, en vez de dejarlo morir y hacer un concierto de vez en cuando, decidimos hacer un funeral como el proyecto y la gente que nos sigue se merecía.

¿Cómo están viviendo estos últimos conciertos, sabiendo que es el fin de ese proyecto de vida del que me hablaba?

Son momentos duros, como cuando alguien deja de estar a tu lado o muere… Por un lado, son bonitos, porque recuerdas todo lo vivido junto a gente que quieres, algo que también se refleja en el público; pero también hay esa tristeza de ver que se acaba, está siendo muy emotivo y eso te afecta… no sé cómo será el último bolo, pero intentaremos ser honestos y disfrutar como se merece Grises y, sobre todo, el público que tan fiel ha sido siempre.

¿Se han sentido valorados en todos estos años de carrera?

Hemos tenido un público increíble, que siempre ha conectado con nosotros, ha bailado en todas partes y a horas intempestivas, y nos ha hecho llegar ese cariño de muchas maneras. Ha sido un público de 10.

¿Y los medios y la crítica les han tratado igual de bien?

Es que, en general, la industria musical valora muy poco al artista, y si a eso le sumamos que, en general, este es un país que tampoco es que esté en la vanguardia en cuanto a valorar su cultura, creo ya te he respondido. Pero no es algo con nosotros ¿eh?, sino que es un mal común. Los artistas vivimos en una precariedad constante, aunque también te digo que Grises siempre nos hemos sentido muy afortunados, porque hemos llegado a sitios que ni nos hubiéramos imaginado.

¿Por qué cree que, con el nivel que hay en todos los sectores culturales, desde los estamentos políticos no se apuesta por ello?

Porque no interesa. Y ya, si nos centramos en Euskal Herria, me parece más grave aún, porque hay profesionales increíbles que se tienen que ir fuera a buscarse la vida. Pero la cultura está para construir un sentimiento crítico, hacer pensar sobre cosas que, en el día a día ni te planteas, y es súper incómoda para los que controlan todo… Por eso nunca va a tener el espacio que merece dentro de este sistema capitalista, porque son dos mundos incompatibles. Vivimos en una sociedad en la que parece que hay que sacar dinero con todo, y la cultura no se puede mercantilizar, aunque en cierto modo, ya se está haciendo. Y así estamos los artistas como estamos: teniendo que convivir con algo en lo que todo es fútil, rápido, nada te hace reflexionar y nada dura.

En su momento, apostaron por una música que se salía de lo que se escuchaba en aquel momento. ¿Sienten que, de alguna manera, han servido de inspiración a otras bandas?

A mí me gusta que me inspiren, y todo el rato estoy buscando inspiración en otra gente, a menudo cercana, porque aquí hay un montón de cosas maravillosas. Siempre estamos inspirándonos unas a otras, e imagino que Grises también habrá inspirado a alguien… son veinte años y mucha gente que nos ha visto. Por ejemplo, la industria ha cambiado mucho y veo que, cada vez, hay más mujeres en escena, aunque todavía somos pocas, y espero que eso haya sido porque la gente haya tenido referentes en las que inspirarse.

¿Y cuál cree que ha sido el mayor cambio que esa industria ha sufrido a lo largo de estos años que Grises han estado en activo?

El arte tiene que evolucionar constantemente, hay nuevos lenguajes, nuevas necesidades, nuevas generaciones que tienen otras maneras de expresarse… el artista tiene que estar preparado para esos cambios, y lo malo es cuando no evoluciona. Lo que ha evolucionado a peor es que la industria cada vez es más agresiva y exigente: nos dejamos explotar y nos autoexplotamos cada vez más, todo es más rápido y se quema antes. Hay que darse cuenta de que esto no es una carrera, sino una manera de vivir que llevas dentro para expresar algo.

¿Cree que el auge de los festivales está detrás de esa sobreexplotación de la música y los y las artistas?

¿Cómo es eso de: ‘Para lo que me queda en el convento, me cago dentro’? Pues eso. Lo que muy poca gente sabe es que los festivales están en manos de muy pocos empresarios que, entre ellos, se llevan mal, y mueven muchísimos millones de dinero. Lo peor es que esta gente, que tiene muy poco que ver con la creación cultural, es la que hace que escuches lo que escuchas, o que veas lo que ves, haciéndote creer, además, que eres libre para escuchar o ver lo que quieras. Y eso es algo que va a peor. Yo he disfrutado mucho en festivales, porque se genera una energía brutal al estar tocando ante tanta gente. Pero, como todo, no puede llevarse al extremo: sabemos muy poco de cómo son las dinámicas dentro de cualquier actividad cultural, pero si sólo viviera de festivales, un grupo no podría subsistir, y esa no puede ser la única realidad musical, porque el arte acabaría por morirse.

¿Están preparados para el último show en Azpeitia?

Aquí quiero hacer otra reivindicación: nuestro pueblo, Zestoa, no tiene un espacio cultural adecuado. Y es vergonzoso, por eso nos vemos obligados a tocar fuera. Estamos muy agradecidas a la gente de Kulturaz, que han hecho posible que podamos hacer a 8 kilómetros de casa, un bolo que, para nosotras, es muy importante. Eso es algo que nunca vamos a olvidar.

¿Y después? ¿Están abiertas a posibles reuniones futuras, o tienen clarísimo que este es un punto final?

Nos juntamos tres veces a la semana para tomar café, para ir al cine, para hablar de nuestras cosas, nos llamamos a menudo… y eso te puedo asegurar que va a seguir siendo igual. Pero Grises, aunque haya quien todavía no se lo cree, se termina y ahí habrá siempre seis discos para que la gente pueda disfrutar de nuestra música. Ese es nuestro pequeño granito de arena.

Más allá de lo creativo y del proyecto musical, Grises también somos personas que nos queremos, y gracias a eso hemos podido estar veinte años juntas, y hemos podido dar este final al grupo. No es fácil, pero tomar la decisión de terminar algo también es algo sano, y estamos muy orgullosas de cómo lo hemos hecho y de ver que, aunque a algunas personas les parezca algo ñoño, el amor está por encima de todo, y eso es básico si queremos que este mundo funcione mejor.