La escritora y cineasta Laetitia Colombani adapta al cine su famosa novela homónima. Un factor a tener en cuenta, debido a que ello le facilitó el trazado de la narración, pero que contaba con el riesgo de no encontrar en el guion un ritmo equilibrado entre las tres historias que se van intercalando y que solo confluyen al final del filme.

El resultado ha sido notable, en gran parte gracias al magnífico trabajo de las tres actrices principales que, a pesar de protagonizar tres relatos paralelos en culturas distintas, logran que el espectador no se pierda. Ellas han conseguido imprimir un fondo de unidad entre tres personajes tan dispares: la “intocable” Smita; Sarah, la exitosa abogada; y Giulia, la joven que intenta salvar de la ruina el negocio de su padre, artesano de pelucas.

VALIENTES Y LUCHADORAS

Son tres mujeres valientes y luchadoras cuya resiliencia y tenacidad se nutre de un amor condenado al dolor. Smita se arriesga a todo por amor a su hija; Sarah tiene que optar y renunciar a lo que más deseaba por amor a sus hijos; Giulia, con toda la familia en contra, decide emprender una batalla colosal por amor a su padre y gracias también al amor de un hombre que es rechazado socialmente por ser “diferente”.

Siguiendo la estela de Alejandro González Iñárritu y su “Babel”, Colombani realiza una variante en clave feminista. “La trenza” es el retrato de tres mujeres valientes que, cada cual a su modo, reclaman su libertad en un orden social establecido y patriarcal. No hay ningún tipo de subrayado emocional o de maniqueísmo artificioso en la película, todo fluye con normalidad a lo largo del metraje; es una película coral de seres humanos, con tres mujeres como protagonistas, libres e independientes, pero rodeadas de hombres en su entorno que afectan a sus vidas de maneras muy diversas.