El movimiento chií libanés Hizbulah anunció ayer el lanzamiento de 62 proyectiles contra uno de los principales centros de Inteligencia en Meron, en el norte de Israel, en su primera respuesta al atentado mortal contra el considerado número dos de Hamas, Saleh al-Arouri, a las afueras de Beirut. El Ejército israelí, que dijo que los disparos alcanzaron también las zonas de Metula y Margaliot, atacó después por tierra y aire contra posiciones de Hizbulah en Líbano, lo que elevó aún más la tensión en la frontera común, en cuya parte israelí han sido evacuadas algunas poblaciones por temor a que el conflicto se propague con la implicación directa de Hizbulah.

El líder del Partido de Dios, Hassan Nasrallah, advirtió de que «no pasaría sin respuesta» el ataque de Beirut, aunque el régimen sionista tampoco esta vez ha asumido su autoría.

Israel se halla en «estado de alerta muy alto» en su frontera con Líbano, vive su mayor tensión desde la guerra entre Hizbulah e Israel en 2006 tras el lanzamiento de la operación militar contra la Franja de Gaza después de la incursión palestina del 7 de octubre.

Los esfuerzos diplomáticos para evitar la extensión regional del conflicto, en el que han implicado ya directamente los huthíes de Yemen contra los barcos con intereses israelíes a su paso por el mar Rojo, se multiplican mientras tanto.

El alto representante de la UE para Asuntos Exteriores, Josep Borrell, llamó ayer en Beirut a evitar una guerra en Líbano y a buscar una salida alternativa a través de los canales diplomáticos, en medio de este nuevo pico de tensión.

Alertó de que es «absolutamente necesario» evitar que Líbano sea «arrastrado a un conflicto regional», al considerar que eso es «lo último» que necesita el país. «Nadie ganará con un conflicto regional (...) Los canales diplomáticos tienen que permanecer abiertos», dijo.

A él le advirtió el primer ministro en funciones libanés, Nayib Mikati, que un ataque a gran escala de Israel sobre territorio libanés, en particular en el sur, supondría automáticamente la «explosión regional» del conflicto en Gaza.

«PERSEGUIMOS LA PAZ»

«Nosotros perseguimos la paz. No defendemos la guerra. Solo queremos estabilidad y estamos entablando todos los contactos que hagan falta, porque cualquier bombardeo a gran escala en el sur de Líbano conducirá a la región a una explosión integral», señaló.

También el secretario de Estado estadounidense, Antony Blinken, inició una nueva gira por Oriente Medio y el Mediterráneo Oriental por el temor a una expansión del conflicto. Sus primeras paradas fueron Turquía y Grecia, donde se reunió con el presidente turco, Recep Tayyip Erdogan, y con el primer ministro griego, Kyriakos Mitsotakis. «Estamos centrados principalmente en evitar la propagación del conflicto en Gaza», dijo Blinken en Creta. «Una de las preocupaciones mayores es la frontera entre Israel y Líbano (...) Está claro que Israel no quiere una escalada, pero debe defenderse», afirmó. «Queremos asegurarnos de que los países de la región usen los vínculos y relaciones que tienen para asegurarse de que no veamos una escalada», agregó.

Según dijo, Turquía ya se ha preparado para «utilizar las relaciones que tiene con actores críticos en la región».

Por otro lado, reveló que abordó con sus interlocutores la precaria situación de la población palestina en la Franja de Gaza: «Estamos analizando qué podemos hacer para maximizar la protección de los civiles en Gaza», sostuvó.

Ankara insistió en la necesidad de un alto el fuego inmediato en Gaza.

Estas preocupaciones marcarán las visitas a Jordania, Catar, Emiratos Árabes Unidos, Arabia Saudí, Israel, la Cisjordania ocupada y Egipto que hará hasta el jueves.

Se trata del cuarto viaje a Oriente Medio desde el 7 de octubre y esta vez Israel tiene previsto presentar a Blinken un plan, que no tiene, sobre el futuro de Gaza, pero con el que pretende calmar a su aliado, cuya presión sobre el régimen sionista aumenta ante la grave crisis humanitaria provocada con su brutal operación contra la población civil de la Franja y el rechazo mayoritario de la ciudadanía y la opinión pública mundial. Un plan asentado sobre la ocupación de Gaza, pero con la apariencia de una gestión palestina sin especificar y de la que se excluye a Hamas y a la Autoridad Palestina, que el ministro sionista de Defensa, Yoav Gallant, tiene previsto presentar al gabinete de guerra antes de la llegada de Antony Blinken.

Más bombas y más muertos en una Gaza «inhabitable»

Israel continuó ayer bombardeando una Franja de Gaza que se ha convertido «en un lugar de muerte y desesperanza, en un lugar inhabitable», según la ONU, tras 92 días de brutal ofensiva. La desolación se ha apoderado del enclave palestino, donde en las últimas horas las tropas sionistas mataron a otras 122 personas e hicieron a 256 más, lo que eleva ya a 22.722 el número de víctimas mortales, más de 10.000 de ellas niños. Se calcula, además, que más de 8.000 siguen bajo los escombros.

Los ataques de Israel en las últimas horas han alcanzado la localidad de Zawaida, en el centro de la Franja de Gaza, y Jan Yunis, especialmente el barrio de Asdaa, en el oeste de esta ciudad del sur del enclave. Un bombardeo contra una vivienda durante la noche en esta localidad segó la vida de 18 personas, la mayoría mujeres y menores. Además, testigos denunciaron nuevos bombardeos sobre los campos de refugiados de Maghazi, Bureij y Nuseirat.

El Ministerio de Salud de Gaza recalcó que han sido destruidos 134 edificios gubernamentales, 94 escuelas y universidades -a las que se suman otras 295 que han sufrido daños-, 130 mezquitas -con otras 240 «destruidas parcialmente»-, tres iglesias y 69.000 unidades de vivienda -con otras 290.000 «destruidas parcialmente».

A ello se suman 30 hospitales y 53 centros de salud dejados fuera de servicio, 150 instituciones sanitarias con daños, 121 ambulancias destruidas y 200 lugares arqueológicos igualmente destruidos por la ofensiva sionista.GARA

El Gobierno de Gaza acusa a Israel de robar cuerpos y millones de dólares

Fotografías y vídeos que circulan por las redes en los últimos meses muestran el saqueo que los soldados israelíes están llevando a cabo en la Franja de Gaza desde su entrada en el enclave palestino. El Gobierno gazatí ha dado cifras al acusar al Ejército sionista de haber robado durante su ofensiva y ocupación de la Franja el equivalente a unos 24,5 millones de dólares (90 millones de shékeles)en dinero, oro y joyas de palestinos. También ha denunciado que los soldados exhumaron unas 1.100 tumbas en un cementerio de Gaza y robaron 150 cuerpos que habían sido enterrados recientemente.

Decenas de personas han declarado que los soldados les quitaron dinero y objetos de valor en controles en el enclave, incluso cuando se veían obligados a desplazarse por la ofensiva militar israelí, o en sus casas tras haber tenido que abandonarlas, según el Ejecutivo. Y las imágenes que los propios militares difundían ufanos han sido recopiladas como pruebas.

El Gobierno gazatí citó, además, una publicación del diario israelí “Yedioth Ahronoth” que asegura que parte de ese dinero ha sido transferido al Ministerio de Defensa de Israel.

También denunció, como se ha podido ver en vídeos colgados en las redes sociales, que el Ejército sionista arrasó con maquinaria el cementerio del barrio Tuffah de la ciudad de Gaza «insultando» la dignidad de los fallecidos, exhumó unas 1.100 sepulturas y se llevó 150 cuerpos recientemente enterrados a un «destino desconocido, lo que nuevamente levanta sospechas» sobre el robo de órganos, advirtió.

Las autoridades gazatíes condenaron «este crimen atroz que demuestra la brutalidad de la ocupación inmoral» israelí en Gaza y lamentó el silencio de las organizaciones internacionales que trabajan en la Franja «ante crímenes tan terribles cometidos por el Ejército» de Israel.

Por su parte, el director de la organización de defensa de derechos humanos Euro-Med Monitor, Rami Abdu, publicó en la red social X que excavadoras israelíes destruyeron «sin piedad» el cementerio, donde muchos cuerpos, entre ellos del de una prima suya, quedaron dispersos fuera de las tumbas, en una «falta de respeto hacia los fallecidos».

El Gobierno de Gaza y Hamas han denunciado anteriormente que cuerpos devueltos por Israel a Gaza tenían órganos «robados», en lo que consideran un crimen de guerra, mientras que el Gobierno israelí ha respondido que respeta la integridad de cadáveres que son llevados para determinar si corresponden a israelíes en poder del grupo islamista fallecidos.GARA