Raimundo FITERO
DE REOJO

La materia inmortal

Estamos atravesando un cable sobre nuestro futuro y lo hacemos sin pértiga, ni calzado adecuado. Es un funambulismo caótico que se disfraza de algoritmos tartamudos, materias con marchamo de inmortales e incumplimientos proféticos. Un castizo apostillaría con un «lo de siempre» y un chasquido de dedos. Para escapar de la desesperación integral, debemos encontrar explicaciones cargadas de misterios y espiritualidad en conserva. Un catecismo o un manifiesto; un prospecto o una cuenta de taberna. Todo para escapar de la tumultuosa realidad.

Ha vuelto la asquerosa normalidad. El tráfico por nuestras localidades vuelve a tener esa intensidad de adviento. Nunca termina la travesía de los montes pelados, no hay visos de que se esclarezca la demolición de las ilusiones colectivas a la sombra de los múltiples polígonos industriales que han ido cercando todas las posibilidades de un bienestar basado en el bien común. He escuchado unas canciones de Elvis Presley sobre la soledad y la impotencia ante el sistema métrico decimal.

Huyo, pero me adentro sin remisión en mi laberinto y no intuyo la salida. Las encuestas sobre las próximas convocatorias electorales me provocan inmovilidad transitoria de mis neuronas madre. Las amenazas de tumbar decretos propuestos por el Gobierno español de coalición de los supuestos socios forman parte de las causas de la disfunción eréctil del cuerpo político. Los cipreses se tambalean al ritmo de una duda razonable, ¿por qué hay tantos interesados en que gobierne el PP? La derecha tiene miles de formas. La izquierda miles de agujeros.