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DE REOJO

Busco adjetivo competente


Abro el buzón de sugerencias totalmente convencido de que no hay diccionario que nos salve. Desde el laicismo, la ortodoxia o los excesos de estimulantes regresivos se han pronunciado toda suerte de epítetos, de frases de vendedor de feria, abrazafarolas simultáneos y agentes secretos de las cavernas en racimo han intentado ser ocurrentes, graciosos, hirientes, históricos, han quedado en patéticos. O dicho de otro modo es casi imposible arrimar el ascua a ninguna sardina, entre otras cosas porque no se ven claras las ascuas. Ni las sardinas.

El vértigo, lo tosco, el pedaleo de espaldas, las gestualidades impropias fueron conformando una sesión incalificable del pleno del Congreso que tuvo lugar en el Senado donde pasó de todo y casi nada augura una legislatura tranquila, lo que para los negociantes de la información empaquetada, sesgada o atormentada por la manipulación de los programas de radio y televisión es una situación ideal, porque no tienen que forzar nada para despertar un interés, malsano, claro está, por lo que sus señorías hacen, dice y votan.

Supongo que entre lo que de verdad pasó, los que se votó a favor y en contra, y la percepción de cada persona interesada en ello hay más matices que pélets en las arenas atlánticas, pero asombra la capacidad de autodestrucción de la Familia de Podemos que asume con una frialdad a estudiar su voto junto a la extrema derecha española. Ni táctica, ni estrategia, mi principios políticos: venganza barata y propaganda para el negocio familiar. Todos los adjetivos que me llegan para definir este tramo son insultos.