Natxo MATXIN
DERBI COPERO EN EL SADAR

Dos penas máximas txuri-urdines dejan en la cuneta al subcampeón

Dos penaltis transformados por Oyarzabal y Merino -este último tras rechazar Aitor el lanzamiento de Brais Méndez- dieron el pase a cuartos a la Real y dejaron en la cuneta a Osasuna, actual subcampeón. Tras una primera mitad muy táctica, el partido se decantó por un leve agarrón de Catena.

Rojillos y txuri-urdines se apiñan en una jugada a balón parado.
Rojillos y txuri-urdines se apiñan en una jugada a balón parado. (Aitor KARASATORRE | FOKU)

La Real estará en el bombo de cuartos y Osasuna quedó eliminado en la lucha fratricida que mantuvieron ambas escuadras vascas, una eliminatoria que se decidió con dos penaltis a favor de los txuri- urdines. El primero, muy discutido, por un leve agarrón de Catena a Le Normand, que dejó a los rojillos con uno menos durante la última media hora.

Mucho respeto es el que hubo entre ambos conjuntos durante una primera parte en la que apenas hubo acercamientos con cierta dosis de peligro. De hecho, ambos guardametas, Aitor y Remiro, fueron espectadores de privilegio, pues ninguno de ellos tuvo que emplearse a fondo, más allá de la obligación de sacar de portería.

En los primeros compases, los anfitriones demostraron quizás más arrojo, buscando las peinadas de Budimir y las arrancadas de Arnaiz, aunque sin la precisión necesaria como para inquietar el marco txuri-urdin.

Se les vio a los de Imanol más incómodos de lo que suelen estar en El Sadar -se notó la baja de Zubimendi-, aunque el primer lance merecedor de destacar recayó de su lado. Un amago y posterior disparo de Barrenetxea (m.12) no encontró los tres palos, algo que se convirtió en rutinario durante esos primeros 45 minutos.

Poco a poco, la Real se fue haciendo con la posesión, pero Osasuna, bien posicionado, no pasaba apuro ninguno, más allá de un par de faltas botadas desde ambos costados que los visitantes pusieron con mucha intención, pero sin encontrar rematador a la postre.

En ese mar de indefinición, Budimir llevó el mayor peligro por el lado rojillo. Solicitó un par de penaltis en sendas incursiones y, más tarde, se desmarcó con criterio para ser asistido por Aimar (m.38), pero el chut del ariete croata le salió, además de sin excesiva fuerza, demasiado cruzado. El descanso estaba llamado a refrescar ideas para que ambas escuadras dieran más espectáculo en un choque táctico a más no poder.

DOS PENALTIS

Al menos, el segundo tiempo comenzó con bastante mayor brío por ambos contendientes y en él se iban a producir las dos jugadas que decantarían la eliminatoria. Aimar, con un remate flojito (m.46) y, sobre todo, Zakharyan (m.52) probaron por primera vez a los guardametas, especialmente en el segundo lance, que exigió una gran estirada de Aitor Fernández para evitar que la Real se pusiese por delante.

No le costó mucho a la escuadra guipuzcoana conseguirlo. En el siguiente lance, un balón picado al área rojilla permitió a Le Normand adelantarse a los centrales locales y Catena agarró levemente al de Pabu. Hernández Hernández no dudó en pitar pena máxima y el VAR le corrigió para que mostrase la roja al defensa madrileño.

Todo se ponía de cara para la Real y, en cambio, muy cuesta arriba para Osasuna. Pero, aun en inferioridad numérica, la escuadra navarra se vació sobre el césped y metió a los txuri-urdines en propio campo. Más con el corazón que con acierto, pues cuando las huestes de Arrasate se acercaron a los dominios de Remiro carecieron de la precisión suficiente en el último pase o en el remate como para devolver el enorme apoyo que encontraban desde la grada.

Los locales iban a tumba abierta y los donostiarras supieron sacar provecho de esa circunstancia. Una rápida contra en franca mayoría de unidades propició la colada y posterior quiebro de Brais Mén- dez a Aitor, que cometió penalti. El portero se lo paró, pero el rechazo lo acabó materializando Mikel Merino.