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Huelga en el norte de Irlanda en plena parálisis política a la espera de Londres

Una huelga de los sectores públicos paralizó ayer el norte de Irlanda en pleno bloqueo político de las instituciones y en el último día del plazo dado por Londres para ponerlas en marcha.

Manifestación sindical en Belfast durante la jornada de huelga. (Paul FAITH | AFP)

Exasperados por dos años de parálisis política que afecta a los servicios públicos en el norte de Irlanda, decenas de miles de funcionarios se declararon en huelga ayer y paralizaron la enseñanza, el transporte y la sanidad.

El Congreso de Sindicatos estima que 170.000 de los 220.000 funcionarios norirlandeses participaron en lo que su secretario general, Owen Reidy, llamó «el mayor conflicto laboral en la historia de Irlanda del Norte». Las escuelas cerraron, el transporte quedó paralizado e incluso agentes encargados de poner sal en las carreteras se sumaron al movimiento, en plena ola de frío.

El aumento de los precios durante el último año y medio también ha provocado una grave crisis y numerosos movimientos sociales en Gran Bretaña, pero el contexto es particularmente difícil en el norte de Irlanda.

La huelga llega en un momento en el que el estancamiento político por el bloqueo unionista en las instituciones desde hace casi dos años ha contribuido a deteriorar la situación económica y los servicios públicos.

Coincide, además, con la fecha límite impuesta por el ministro británico para el Norte de Irlanda, Chris Heaton-Harris, para que los partidos formaran antes de la medianoche un Gobierno de poder compartido.

El DUP, el principal partido unionista, se retiró de las instituciones locales en febrero de 2022 para protestar contra los acuerdos comerciales posteriores al Brexit, pero, sobre todo, rechaza compartir el poder con los republicanos de Sinn Féin, vencedores de las últimas elecciones.

El Parlamento de Stormont se reunió brevemente el miércoles para intentar elegir un presidente, pero el DUP mantuvo su veto.

A falta de un Parlamento y un Ejecutivo locales, Londres gestiona el día a día, lo que provoca una caída de una financiación, que es crucial para muchos servicios públicos, como los hospitales, el mantenimiento de las carreteras o escuelas.

Heaton-Harris, recordó el lunes que está disponible una dotación de 3.300 millones de libras (3.800 millones de euros) a condición de que la asamblea de Stormont vuelva a funcionar.

Pero tanto los sindicatos como los partidos sostienen que Londres puede liberar ya fondos para satisfacer las demandas de los funcionarios y creen que los retiene para presionar.

Los funcionarios norirlandeses «están siendo utilizados como peones por este Gobierno conservador desacreditado», criticó Reidy.