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Una historia de amor (y pintura) americana


La obra de Hopper está abierta a todo tipo de públicos, esa es su magia. La influencia de la pintura y los universos culturales de Edward Hopper (1882-1967) en el cine es notoria, pero esta influencia también se ha dado a la inversa. Es decir, el artista neoyorquino dejó claro que el séptimo arte era una parte esencial de su vida: «Cuando no tengo ganas de pintar, voy al cine durante una semana o más. Me doy una panzada de cine».

La obra de Hopper se podría resumir en algo así como las personas y su relación con los espacios y toda su historia en el instante captado en el lienzo. Gracias a la iniciativa de Golem Arte, pronto (21 de marzo) podremos ver en los cines de la Alhóndiga de Bilbo el documental “Hopper: una historia de amor americana”, que se adentra en uno de los artistas más influyentes surgidos de la cultura de EE. UU.

La película, dirigida por el britanico Phil Grabsky, profundiza en la trayectoria artística y vital y en su enigmática personalidad como pintor desde sus inicios hasta convertirse en lo que para algunos sería un “artista comercial”. Las entrevistas con expertos y el material inédito componen esta reflexión que aúna en paralelo y de forma convergente su vida y la vida americana. La cinta surge de la exposición“El Nueva York de Edward Hopper”, del Museo Whitney de Arte Estadounidense de Nueva York.