EDITORIALA

Los planes genocidas de Israel no se detienen

El Ejército de Israel continúa destruyendo sistemáticamente la Franja de Gaza y matando a sus habitantes. Ayer atacó con misiles varios edificios en los que se alojaban civiles, provocando la muerte al menos de 40 palestinos. Además, volvió a atacar hospitales en la ciudad de Jan Yunis: entró en el de Al-Khair, donde los militares arrestaron al personal médico, y los tanques rodearon el hospital de Al-Amal. Asimismo, la Media Luna Roja palestina denunció que el Ejército cercó la base de ambulancias y les impidió auxiliar a las personas heridas por los ataques sionistas. Desde que comenzó la ofensiva contra Gaza, las fuerzas israelíes han matado a al menos 25.295 personas, el 79% del ellas mujeres, niños y niñas. A esta cifra hay que sumar los 360 muertos en operaciones de las fuerzas de seguridad y en ataques de colonos en Cisjordania y Jerusalén Este.

El Gobierno de Israel continúa con su plan de aniquilar a la población palestina. Está arrasando toda la Franja con una crueldad desmedida. Ha bloqueado la entrada de alimentos, medicinas y ayuda provocando una situación humanitaria catastrófica; ha matado a más de un centenar de periodistas para evitar que haya testigos de sus crímenes y continúa atacando campamentos de refugiados, escuelas y hospitales, sin respetar nada ni a nadie y desoyendo los llamamientos internacionales para un alto el fuego. La inacción de las principales potencias occidentales la ha roto Sudáfrica al abrir una causa por genocidio en la Corte Internacional de Justicia. De momento, 37 países se han adherido a la demanda, entre ellos Eslovenia y Bélgica. La clamorosa ausencia de más países europeos contrasta con las importantes movilizaciones que se han realizado a favor de un alto el fuego. E inadmisible resulta que, además de EEUU, Alemania, Gran Bretaña y el Estado francés hayan decidido oponerse a los cargos contra Israel.

El Ejecutivo de Benjamín Netanyahu no piensa detener sus criminales planes, y mucho menos contando con semejantes aliados. Solamente la presión internacional y la movilización social frenarán el genocidio, llevarán a los criminales ante los tribunales y podrán encauzar una paz justa en Palestina.