25 ENE. 2024 GAURKOA Proyecto BBC en Gros-Ulía, ¿capricho o cabezonería de los cocineros estrellas? Pello URKIDI ELORRIETA Vecino de Gros-Ulía y profesor jubilado de la UPV-EHU «Zaindu maite duzun hori». Ruper Ordorika. «Consumo de lujo, cultura espectacular, congresos profesionales con contraparte de ocio, vanguardia gastronómica… Un modelo grandilocuente que piensa más en el exterior que en el interior, olvidando a los vecinos, y que prima los trabajos de producción frente a los de reproducción y cuidados». S.C. Fanjul, El País, Ideas, 07/01/2024. Quisiera expresar algunas reflexiones críticas sobre el proyecto del Basque Culinary Center para el Parque de Manteo de Gros y su gestión. Un proyecto que realmente no contribuye a los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS) de la Agenda 2030 de la ONU que tan orgullosamente dicen defender nuestros políticos e instituciones y el propio BCC. Uno, la consideración de la parcela. Hay que partir de la base que esta parcela está (o estaba hasta hace poco) calificada dentro del Plan General como destinada a zona verde y a otros equipamientos comunitarios de barrio. Y es la única parcela no artificializada totalmente que queda en el barrio de Gros-Ulía. Es un proyecto que además contribuirá de manera importante a que el precio de las viviendas en Gros se incremente notablemente, así como el precio de la vivienda en alquiler. Es decir, aportan un mayor tensionamiento a una zona de la ciudad ya de por sí tensionada. Dos. El proyecto va en contra de todas las nuevas políticas urbanas que se quieren desarrollar y se recogen en numerosos documentos europeos e internacionales: “Nueva Agenda Urbana de la ONU 2021”, “Pacto Verde Europeo 2019”, “Agenda Territorial Europea 2030”, “Estrategia Europea de Protección de Suelos 2030”… y que se recogen y desarrollan en muchos documentos del Gobierno Vasco. En todos ellos se menciona la necesidad de conservar los espacios verdes urbanos existentes, así como el arbolado de los mismos, o el situado en calles, plazas, etc., y en su caso ampliarlos. Se subraya además la importancia de aprovechar la rehabilitación del patrimonio urbano ya existente antes de realizar nuevos desarrollos, antes de artificializar más el territorio no urbano. Conviene recordar la meta 11.7 para lograr el objetivo 11 de los ODS “Ciudades y Comunidades sostenibles”: «de aquí a 2030, proporcionar acceso universal a zonas verdes y espacios públicos seguros, inclusivos y accesibles, en particular para las mujeres y los niños, las personas de edad y las personas con discapacidad». Tres. La parcela tenía dentro del Plan General de Ordenación Urbana de 2010 (actualmente en revisión) una calificación destinada a zona verde y dotaciones para el barrio de Gros, que el ayuntamiento debería haber desarrollado estos años a través de un Plan Especial. Se ha comentado que era una parcela degradada, con problemas de seguridad, etc. Pero esta situación -que también es discutible-, se ha dado precisamente por el abandono que ha tenido por parte del ayuntamiento. ¿Abandono interesado? En este sentido hay recordar la rehabilitación de la Plaza de Cataluña. Otro de los pocos espacios públicos de Gros que tras recoger la participación ciudadana y mejorando su accesibilidad se rehabilitó con acierto, y pasó de ser un espacio marginal y sin vida, a convertirse en uno de los centros de relación social y esparcimiento más vivos del barrio. Cuatro. Entonces, ¿por qué desarrollar el proyecto justo en esta parcela de Gros cuando se les han ofrecido otras localizaciones? Si realmente las necesidades nacen para obtener nuevos espacios para la docencia y la investigación, ¿no les valían las localizaciones que anteriormente les ofreció el ayuntamiento. Ni el ayuntamiento ni el BCC han explicado con solvencia por qué las han rechazado. Sorprende la rapidez con que se procedió al cambio de calificación urbana de la parcela negando el diálogo con los vecinos, y que el proyecto de obra haya «olvidado» realizar un estudio sobre la posible existencia de suelos contaminados. ¿Dónde queda la responsabilidad social y ambiental de la Fundación, de nuestros ilustres cocineros y del ayuntamiento, más allá de lo que ponen en el papel o en la web y de las campañas de marketing que realizan? ¿Todo vale en busca de la «excelencia y la sofisticación gastronómica»? Cinco. Y una consideración sobre las Fundaciones, que son como las tecnologías, según con qué objetivos se usen pueden ser beneficiosas o no. Parece claro que la Fundación del BCC no es una Fundación sin ánimo de lucro al uso, y más bien se ha convertido en un gran lobby de nuestros ilustres cocineros y sus patrocinadores para conseguir financiación pública para sus proyectos privados y «exclusivos». Seis. No estoy en contra del proyecto si se localiza en otro lugar más adecuado, aunque no comparto la financiación pública acordada y su carácter elitista, que al final es un gran negocio para el BCC a costa del dinero de nosotros, los contribuyentes. Siete. Parece que algunos partidos se encuentran más cómodos en la colaboración y gestión público-privada que en la defensa del sistema público. ¿Cómo no se va a sentir desafección política, desilusión y rabia ante partidos como el PNV o el PSOE que han obviado sistemáticamente la comunicación y el diálogo con los ciudadanos? Al final solo han ofrecido una política de tierra quemada y hechos consumados. Incluso los que se quieren convertir en referente principal de la izquierda vasca y que en esta ocasión se abstuvieron en votaciones importantes y se han colocado de perfil… «Aquí no se tira nada», dice el famoso cocinero Andoni Aduriz… tampoco debería tirarse el parque de Manteo. ¿Dónde queda la responsabilidad social y ambiental de la Fundación, de nuestros ilustres cocineros y del ayuntamiento?