Dabid LAZKANOITURBURU

Trump y Biden son sus propios enemigos

Ni el magnate Donald Trump ni el inquilino de la Casa Blanca, Joe Biden, tienen rivales a la vista que puedan a priori frustrar sus respectivas nominaciones como candidatos a las presidenciales.

El octogenario presidente estadounidense ha arrasado en New Hampshire sin siquiera presentar su candidatura. Pese a quedar a casi 50 puntos, su único rival y congresista por Minnesota, Dean Phillips, ha postergado su renuncia hasta ver los resultados en un hipotético enfrentamiento con Trump.

Este último, tras hacer morder el polvo al gobernador de Florida, Ron DeSantis, en los caucus de Iowa, volvía a ganar en New Hampsire, un estado donde podía votar el relativamente importante electorado independiente, aunque con 11 puntos de distancia no ha logrado despegarsedel todo de su exembajadora en la ONU Nikki Haley.

Tras la renuncia de esta a participar en Nevada, la siguiente cita importante son las primarias en Carolina del Sur el 24 de febrero. Eminentemente baptista -cristianos-protestantes- tanto Biden, por la obamanía de sus iglesias negras, como Trump, por el conservaduismo cerril de sus iglesias blancas, tienen el triunfo prácticamente asegurado.

Y eso que Halley fue gobernadora del estado sureño entre 2011 y 2017.

¿Terminarán ese días la primarias más cortas en la historia de EEUU? Pueder ser, aunque Halley advierte que tiene dinero -de los grandes donantes republicanos para seguir en liza-.

Quizás espere, harto improbable, que el Supremo dé la razón a Colorado e impida a Trump presentarse por su papel impulsor en el asalto al Capitolio del 6 de enero de 2021.

Más lo fía, quizás, a que Trump es muy popular entre una mayoría arepublicana, pero ahuyenta a ese votante «independiente» al que el sistema da la posibilidad de decidir entre un presidente republicano o demócrata.

¿Y Biden? El milagro es que aguante, no solo los meses que la quedan de Presidencia, sino el ritmo de una campaña que puede arrancar ya.

Deberá para ello vender la marcha de la economía, recordar su apoyo en esta legislatura a las reivindicaciones de los sindicatos y encauzar sendas crisis bélicas, sobre todo la de Gaza, que están mostrando su debilidad.

Quizás su mejor aliado es Trump, quien al asegurar que arreglaría el problema israelo-palestino «en 24 horas» ha puesto los pelos de punta a los votantes que podrían castigar a Biden por su pusilanimidad. Cuídame de mí que mi enemigo soy yo mismo.