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«Little Richard» busca hacer justicia al «inventor» del rock and roll

Su raza, orientación sexual y personalidad extravagante impidieron que el legendario Little Richard, uno de los pioneros del rock and roll, obtuviera en vida el reconocimiento que merecía, según el documental «Little Richard: I am everything», dirigido por Lisa Cortés.

Little Richard, autor de temas como «Tutti frutti».

«La gente que ha estado analizando los orígenes del rock and roll y que puso a Elvis en el trono, creo que no profundizaron lo suficiente», asegura Lisa Cortés, directora del documental ‘‘Little Richard: I am everything’’, que llega este fin de semana a la cartelera.

Cortés analiza la influencia del cantante, compositor y pianista estadounidense en la música, pero también en la moda y la cultura popular como uno de los primeros ídolos adolescentes, a través de testimonios de John Waters, Tom Jones, Mick Jagger, Paul McCartney o Nile Rodgers, entre otros.

«Fue el primero en salir maquillado, arrancarse la camiseta y jugar con las normas de género», subraya. «Mucha gente desconoce por ejemplo la relación que tuvieron los Rolling Stones en sus inicios con él», dice en referencia a la época en que la banda británica teloneó al autor de canciones como ‘‘Tutti frutti’’ o ‘‘Long Tall Sally’’.

En el documental, Jagger cuenta que aprendió de él a comportarse como una estrella en el escenario y a interactuar con el público; el cineasta y pionero del kitsch John Waters asegura que Little Richard le inspiró como artista rebelde y que el característico bigote fino que luce es un homenaje a él.

El documental recorre los momentos más significativos de su vida, marcados por una firme educación religiosa que entraba en conflicto con sus tendencias sexuales -podía salir de una orgía para irse a leer la Biblia, según uno de los testimonios- y por el rechazo paterno, un pastor adventista que le echó de casa cuando supo que era gay. Se dedicó durante años a liberar sus pasiones reprimidas y a cantar por la calle, hasta que un matrimonio que regentaba un club, le acogió. Allí vio actuar a Sister Rosetta Tharpe, cantante de gospel y guitarrista, que lo sacó al escenario por primera vez.

En sus comienzos actuaba travestido, con el nombre Princess Lavone, en locales de ambiente queer, hasta que en 1955 y consiguió ser fichado por Specialty Records. Como herencia de esos inicios con letras más que subidas de tono, el propio músico cuenta que al principio la mítica ‘‘Tutti frutti’’ era una canción que hablaba de sexo anal, pero la discográfica le pidió cambiar la letra y así nació uno de los estribillos más famosos del rock, «auamba buluba balambambú».

Cortés sostiene que a los americanos blancos no les gustaba ver cómo sus hijos adolescentes enloquecían con la música hecha por afroamericanos y de carácter sensual y sexual por lo que se inventaron a figuras «aceptables» como Elvis o Pat Boone, quienes cantaron canciones de Little Richard.

«Mi música derribó los muros de la segregación», decía un Little Richard que no tenía problema en reivindicarse él mismo como «arquitecto» e «inventor» del rock and roll.