Una mujer marcada

El material literario en el que se basa este film y que fue escrito por Lize Spit ya es de por sí muy impactante. Sus páginas recorren de manera implacable el suceso trágico que acompaña a su protagonista desde la preadolescencia. Una mujer adulta y envuelta en angustia. Un encuentro con su hermana, quien se muda con su pareja, resulta desalentador. A sus padres ni siquiera quiere verlos. Una invitación en un pub de su ciudad natal y el homenaje a un joven fallecido trágicamente años atrás despiertan su interés. Mientras prepara el viaje, creando un bloque de hielo en su casa y conduciendo hacia su destino, la realidad se entrelaza con sus recuerdos del pasado.

Veerle Baetens, protagonista de “Alabama Monroe” y mejor actriz europea en 2012, debuta en la dirección con una propuesta intensa. Comienza su relato con calma, sin que apenas consigamos atisbar la dureza de lo que vendrá a continuación. Parece refugiarse en vivencias casi infantiles, en el paso a la adolescencia de una joven inteligente, con buenas notas, pero atribulada. Es la calma que precede a la tempestad, y ésta se transforma en una ciclogénesis explosiva. Tarda en profundizar, y cuando lo hace, quedamos aturdidos. “El deshielo” cautiva al abordar con precisión esa etapa del crecimiento humano, el siempre doloroso adiós a la infancia.

Durante su infancia, la protagonista era capaz de decir una mentira piadosa para poner fin a un juego que no era juego, mostraba su sentido de culpa por la muerte accidental de un animal y lograba conectar momentáneamente con su madre, un instante precioso que luego se ve eclipsado por la sinceridad de la pequeña de 13 años, rompiendo ese canal de comunicación. En el apartado interpretativo destacan Amber Metdepenningen, quien interpreta a Eva en su adolescencia, y Charlotte De Bruyne, quien encarna a su versión adulta.