Estaba repasando y en la gala de los Goya estaban presentes tres ministros, una vicepresidenta y el presidente del gobierno de España junto al de Castilla y León y un vicepresidente de ese gobierno que es un bocazas de una actitud fascistoide irreparable que hizo unas deplorables declaraciones contra el cine de producción española que merecieron el capón bien grande dado por Almodóvar. Demasiados cargos públicos. Demasiadas capas de la impostura. Urtasun, el de Cultura, tiene cara de perdido en el cargo. En Moncloa le han creado una competencia directa dentro del ministerio de Presidencia. No se fían, y parece que tienen razones objetivas. Todo lo que dice son obviedades y ocurrencias. Un dolor.

Le llaman una demolición controlada, pero Feijóo y sus portavoces de la ridiculez, al leer aquellas tres palabras: «todo se sabrá» escritas por Puigdemont, han empezado a soltar lastre y resulta que sí, que hablaron con Junts, que negociaron indultos, amnistía en cierto grado y condiciones para la reconciliación. O sea, que son tan tontos o perversos que lo sueltan ahora a una semana de las elecciones gallegas donde se desinfla el PP de manera clara y puede perder la mayoría absoluta. A lo mejor tienen razón y están preparando la demolición, pero del farsante Feijóo. Como se quede sin Galicia va directo al ostracismo. Sus capas de ignorancia, cinismo y postureo son ya monumentales. Ahora se agarra a los dos guardias civiles muertos en el incidente con los narcos. Si faltaba algo, miembros de la Ertzaintza han ido a solidarizarse con la benemérita al cuartel de Intxaurrondo. Nada menos.