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Aires de sucesión al frente de Vietnam alertan a China, Japón y EEUU

Los recientes rumores en torno a la mala salud del secretario general del Partido Comunista de Vietnam (PCV), Nguyen Phu Trong, han colocado en alerta a China, Japon y Estados Unidos, que ven al ya conocido como tigre dormido de Asia como la próxima «fábrica del mundo».

Nguyen Phu Trong presta juramento, el 23 de octubre de 2018, como presidente de Vietnam. (AFP)

Las persistentes noticias no confirmadas sobre la salud del secretario general del Partido Comunista de Vietnam (PCV), Nguyen Phu Trong, de 79 años, han puesto en alerta las cancillerías de las potencias de la región, después que estos últimos meses no haya atendido a sus obligaciones en diversas visitas de homólogos extranjeros. Los rumores sobre el empeoramiento de la enfermedad, la hospitalización e incluso la muerte de Trong circularon a través de las redes sociales entre destacados líderes de opinión vietnamitas y, más discretamente, entre observadores políticos.

Incluso medios de comunicación internacionales, como Bloomberg y Reuters, dieron rango de noticia a tales insinuaciones, nunca validadas oficialmente. Los rumores de su muerte se acallaron cuando Trong participó en enero en la sesión extraordinaria de la Asamblea Nacional en Hanoi. Aunque visiblemente frágil, se encontraba lo suficientemente bien para la ocasión. Algunas fuentes informales indicaron a la prensa que Trong había contraído una gripe tipo A y estaba recuperándose.

No es la primera vez que en Vietnam circulan especulaciones de este tipo en lo que respecta a Nguyen Phu Trong. En 2019 sufrió una apoplejía que le provocó una larga ausencia. Esto alimentó las especulaciones sobre un posible cambio de liderazgo en el PCV. En 2021, cuando fue reelegido para su tercer mandato consecutivo de cinco años, Trong reconoció su avanzada edad y su deteriorado estado de salud.

En principio, su mandato expira en 2026, cuando se espera que se celebre el XIV Congreso del Partido Comunista de Vietnam, en el que su secretario general debe recomendar un sucesor, que luego tendrá ser aprobado por el Comité Central.

El problema es la falta de un sucesor de consenso de Trong después de ser reelegido extraordinariamente, ya que las reglas del partido no permiten repetir más de dos mandatos. En el pasado congreso, Trong designó a Tran Quoc Vuong como sucesor, pero el Comité Central no aprobó tal propuesta. La situación no ha cambiado: ninguno de los posibles sucesores, entre los que se encuentran el presidente, Vo Van Thuong; el primer ministro, Pham Minh Chinh; el presidente de la Asamblea Nacional, Vuong Dinh Hue; el miembro permanente del Secretariado del PCV, Truong Thi Mai, y el ministro de Seguridad Pública, To Lam, parecen figuras de consenso, lo que podría agitar la estabilidad política del país.

IMPENSABLES ALIANZAS ESTRATÉGICAS

En esta situación interna y en medio de las disputas de Vietnam con China por las islas Spratly, el presidente de EEUU, Joe Biden, y su homólogo vietnamita, firmaron en setiembre diversos acuerdos históricos en semiconductores y minerales y elevaron las relaciones bilaterales de una asociación estratégica amplia a una asociación estratégica integral, el estatus diplomático más alto de Hanoi. La visita que recientemente realizó a Vietnam el primer ministro japonés, Fumio Kishida, también fue en el mismo sentido y, ahora, Japón y EEUU se encuentran en situación de igualdad formal de condiciones con China y Rusia, naciones tradicionalmente amigas y aliadas de Vietnam.

Estos movimientos podrían significar que Vietnam busca un equilibrio para contrarrestar la influencia china en la región, que continúa con su agresiva expansión marítima en el mar de China Meridional. La capacidad disuasoria de Vietnam es muy inferior a las fuerzas del gigante asiático. Buques de investigación oceanográfica chinos y barcos de la Guardia Costera de China han entrado reiteradamente en la zona económica exclusiva de Vietnam e incluso un pesquero vietnamita se hundió tras colisionar con un barco del Gobierno chino.

En los últimos años, Tokio ya ha proporcionado patrulleros y otros suministros a Vietnam y ahora podría proveer equipos de defensa a las fuerzas vietnamitas de forma gratuita, según informan medios nipones. Washington, antiguo enemigo acérrimo del país del sureste asiático,también está interesado en acelerar su cooperación en materia de seguridad con Vietnam.

Pese a la reciente visita del presidente chino, Xi Jinping, en diciembre, en la que trató de seducir a Vietnam con una batería de acuerdos entre los que destacan la construcción de un ferrocarril que una los dos países y el fortalecimiento de las relaciones comerciales, la competencia comercial y, sobre todo, las acciones coercitivas de Pekín han llevado al Ejecutivo de Trong a acercarse a Japón y a EEUU.

BENEFICIARIO DEL «CHINA+1»

En el marco de los esfuerzos de EEUU por reducir su dependencia económica de China, los inversores extranjeros están reubicando parte de sus operaciones y Vietnam se erige como el principal beneficiario de esta estrategia de desvinculación conocida como «China+1». Este nuevo enfoque, que implica la diversificación de las operaciones más allá de la economía china, privilegia Vietnam como el destino preferido para los inversores extranjeros.

Según expertos económicos, Vietnam se presenta como una opción atractiva debido a su creciente interés por la inversión extranjera y por sus competitivos (bajos) costes laborales. El ya conocido como tigre dormido de Asia recuerda a la China de hace dos décadas y ofrece una alternativa con menos tensiones y menor riesgo de apropiación indebida de propiedad intelectual. A pesar de los beneficios para Vietnam, la estrategia «China +1» se configura más como una oportunidad regional de beneficio mutuo que como un desafío directo a China, dada la estrecha conexión de los fabricantes vietnamitas con los componentes chinos.

La ascendente posición de Vietnam en la reconfiguración de las cadenas de suministro globales, impulsada por su estabilidad política y económica, le posiciona como un actor clave en la región. Eso explica por qué en los primeros tres trimestres de 2023, Vietnam ha superado a sus vecinos regionales, atrayendo el doble de inversión extranjera directa, en términos proporcionales al PIB, en comparación con países como Indonesia, Filipinas y Tailandia.

CRECIMIENTO POR ENCIMA DEL 6%

El Instituto Central de Gestión Económica pronostica un crecimiento superior al 6% en diferentes escenarios de futuro para la economía vietnamita en 2024. Las exportaciones anuales pueden aumentar entre un 4,02 y un 5,19%, con un superávit comercial estimado superior a los 5.640 millones de dólares. Todo eso tras un año económico desafiante tanto a nivel nacional como global. En 2023, la economía vietnamita experimentó un crecimiento del 5,05%, quedando por debajo del objetivo del 6,5% establecido por la Asamblea Nacional.

Según la resolución aprobada por el máximo órgano legislativo de Vietnam, el país se esforzará por alcanzar un crecimiento del 6-6,5% en 2024.

Uno de los ejemplos más claros de crecimiento económico del país es la llegada de grandes marcas, como Apple y Samsung. Sus mayores exportaciones a Estados Unidos o Europa ya no son productos textiles de temporada, sino de alta tecnología como iPhones y otros teléfonos de alta gama. El partido gobernante del país, ahora comunista únicamente en nombre y opacidad, aspira a hacer de Vietnam un país rico para 2045.

Esta perspectiva no es el fruto del sueño de una noche de verano: el país, con 100 millones de habitantes, una ubicación estratégica en la frontera sur de China y sus 3.000 kilómetros de costa, es amigo y aliado de las dos superpotencias, que cortejan a Vietnam. Las casualidades no existen en geopolítica: el año pasado fue el único país que recibió tanto a Xi Jinping como a Joe Biden en sendas visitas de Estado.