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NACIMIENTO

Santo y mártir en tiempos coloniales


La vida de San Andrés Kim Tae-gon (1821-1846), el primer sacerdote católico coreano nativo, es el epicentro de esta producción en la que se alternan el sacrificio y la aventura. Dirigida por Park Heung-sik, puede parecer una película religiosa dirigida a católicos, pero en realidad presenta la vida del mártir en el contexto más amplio del catolicismo en Corea, durante el período final de la Dinastía Joseon (1392-1910) y el imperialismo occidental en Asia en el siglo XIX. Este biopic arroja luz sobre los desafíos que enfrentó el primer sacerdote de Corea, interpretado por Yoon Si-yoon, en medio de la dura opresión religiosa por parte de la monarquía, que veía al cristianismo como una amenaza colonizadora y lo reprimía con persecuciones. Fue ordenado sacerdote en China en 1845 y regresó a su tierra natal para evangelizar. Sin embargo, su tiempo como sacerdote fue breve. Kim fue capturado durante sus intentos de encontrar rutas seguras por mar para otros misioneros y fue decapitado en 1846 cerca del río Han en Seúl.

IMPERIALISMO OCCIDENTAL

La película muestra a su protagonista como un joven curioso que amplió su visión del mundo en un momento en que las potencias imperialistas occidentales, como Gran Bretaña y el Estado francés, estaban expandiendo agresivamente su influencia en Asia. A pesar de su conocimiento de varios idiomas extranjeros y la cultura occidental, Kim cayó víctima de élites que mantenían el confucianismo jerárquico como ideología dominante. A lo largo de sus 2 horas y 30 minutos, la película puede parecer tediosa al principio al intentar explicar demasiados detalles dentro del contexto histórico y sobre el protagonista, sin embargo, la última parte presenta algunas escenas espectaculares como las que recrean diversos viajes por mar en pequeñas embarcaciones.