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INFIERNO EN GAZA
Entrevista
Antony Loewenstein
Periodista y autor de«El Laboratorio Palestino»

«Muchos países admiran cómo Israel controla a millones de palestinos»

El periodista australiano Antony Loewenstein (Melbourne, 1974) ha llevado a cabo una investigación global a partir de documentos secretos, entrevistas y reportajes para revelar cómo Palestina se ha convertido en el laboratorio perfecto para la industria militar israelí. De ahí el título de su nuevo libro, «El Laboratorio Palestino», de la editorial Capitán Swing.

(CAPITÁN SWING)

Palestina es el laboratorio de Israel, una nación ocupada cuya población está sometida a un experimento forzoso de control donde el Estado sionista prueba las últimas tecnologías que luego exporta a la mayoría de países del globo. Así lo explica Antony Loewenstein en “El Laboratorio Palestino. Cómo Israel exporta la tecnología de la ocupación”. Sus abuelos huyeron de la Alemania nazi y llegaron a Australia como refugiados. Después de crecer en una casa sionista liberal en Melbourne, Loewenstein trabajó muchos años en Jerusalén Este, donde llegó a sentirse «avergonzado de lo que se hacía en mi nombre como judío». Ha escrito para medios como “The New York Times”, “The Guardian” o Al Jazeera, y es autor de varios libros. Este último vio la luz en inglés el pasado mayo, y ahora llega la traducción al castellano, con un prólogo nuevo centrado en el ataque de Hamas del 7 de octubre.

El ataque de Hamas cogió a Israel completamente por sorpresa. ¿Cómo fue posible?

Todavía hay mucha información que no está clara. Pero lo que sí sabemos es que Israel confió demasiado en su tecnología. Hay informes de que un año antes del ataque, algunas fuentes de inteligencia israelíes tenían un plan bastante detallado de lo que podía suceder, aunque no sabían cuándo. Es notable pensar que cuando varios funcionarios de inteligencia llevaron esta información a sus superiores, estos no imaginaron que Hamas fuera capaz de hacerlo. Creían que si lo hacía, la respuesta israelí sería, como lo ha sido, devastadora, y probablemente desbancaría a Hamas del poder. Y Hamas quería mantener el poder. Por último, y tal vez lo más importante, es que es un delirio ideológico creer que millones de palestinos vivirían indefinidamente bajo la ocupación y lo aceptarían. Ahora, eso no defiende lo que Hamas hizo.

El mundo ha visto cómo la inteligencia israelí ha fracasado estrepitosamente, pero usted prevé que su industria armamentística prosperará tras el 7 de octubre. ¿Por qué?

En primer lugar, desde la invasión rusa de Ucrania, muchas naciones europeas han ido a Israel a comprar cantidades masivas de armas. Eso sucedía antes del 7 de octubre y continúa desde entonces. En segundo lugar, sé que muchas naciones miran con admiración lo que Israel hace, aunque no lo digan públicamente. De hecho, muchos países del sur global, muchos países árabes, dicen que se oponen a lo que está pasando, pero seguirán comprando armas israelíes. Además, creo que Occidente querrá mostrar solidaridad y apoyo a Israel. Así que cuando las cifras de venta de armas de 2023 salgan en unos dos o tres meses, serán tan altas o más que las del año 2022.

¿Cómo funciona el “Laboratorio palestino”?

Desde el comienzo de Israel en 1948, se comprendió que, como nuevo Estado, Israel tenía que hacer amigos. A finales de los 50, ya estaba vendiendo armas, incluso, irónicamente, a Alemania. En la década de 1960, muy poco después de que Israel ocupara más territorios palestinos y a pesar de que numerosas naciones se opusieran públicamente a su colonización, muchos de estos países acudían a Israel pidiendo consejo, admiraban lo que Israel estaba haciendo en Palestina para controlar lo que entonces ya eran millones de personas. Desde la Sudáfrica del apartheid hasta el régimen de Pinochet en Chile, muchos países no solo estaban desesperados por el consejo israelí, sino que en parte lo hacían por tres razones. Una, querían las armas; dos, querían el entrenamiento; y tres, querían acercarse a Washington.

Hoy en día, habla de estados que comparten el compromiso de Israel con el etnonacionalismo, como India.

India se está transformando trágicamente en un Estado fundamentalista hindú que discrimina a los musulmanes. Desde que Narendra Modi se convirtió en primer ministro en 2014, Netanyahu también ha sido primer ministro durante la mayor parte de ese tiempo, y estos dos hombres y los dos países comparten una creencia ideológica en el etno-nacionalismo. Los funcionarios indios admiran lo que Israel está haciendo en Cisjordania, y quieren hacer cosas similares en Cachemira. E India tiene un pase en Occidente, sobre todo porque no es China.

Y cita también la relación de Israel con la extrema derecha.

Hace semanas, algunos de los miembros de alto rango del partido político de extrema derecha de Suecia fueron a Israel y fueron recibidos por altos cargos del Gobierno. Y yo digo, como alguien que es judío, ¿cuál demonios es el legado de mi pueblo cuando el único Estado judío del mundo se hace amigo de neonazis? La razón por la que lo hacen es porque Israel está dispuesto a pasar por alto el hecho de tener amigos antisemitas porque el enemigo común es el Islam, los refugiados, el multiculturalismo, los musulmanes... Esa alianza ha sorprendido a mucha gente cuando ha leído mi libro. No se le presta suficiente atención.

La UE tampoco ha dejado de trabajar con Israel a pesar de lo que está ocurriendo.

La UE es el mayor socio comercial de Israel. Josep Borrell, el jefe de política exterior de la UE, dijo que si la gente quiere que Israel deje de matar gente, tal vez deberían dejar de venderles armas. ¿Se refería a todos sus colegas europeos? ¿O quizá a EEUU? Por supuesto, Washington es el actor más poderoso, pero naciones de la UE, como Alemania, han ampliado sus ventas de armas a Israel desde el 7 de octubre.

En sus comienzos, Israel se llamaba a sí mismo un país socialista. Ahora, gran parte de la industria tecnológica y militar es privada, aunque está ligada al Estado. ¿Quién manda realmente?

Gran parte de la izquierda mundial pensaba que Israel era una especie de utopía socialista, iban a los kibutz... pero todo era mentira. Porque ¿dónde estaban los palestinos? Claro que estaban allí, pero no formaban parte de ese «sueño socialista». Desde los 90, Netanyahu y otros transformaron el país en una economía mucho más ligada al libre mercado, y vendieron muchos activos públicos. Hoy, la mayoría de las empresas de las que hablo en el libro, Elbert Systems, NSO Group y otras son privadas. Pero basta con mirar el post 11-S. Las empresas armamentísticas desempeñaron un papel clave en las guerras en Afganistán, Irak, Siria, Libia o Ucrania ahora. No estoy sugiriendo que esas guerras se iniciaron debido a que las compañías de armas querían. No funciona así, y tampoco en Gaza. Pero el complejo militar-industrial es real y poderoso.

La ocupación no es un lastre financiero; todo lo contrario.

Definitivamente lo contrario. De nuevo, Israel no mantiene una ocupación solo por hacer dinero. Pero el mantenimiento de esta infraestructura de control durante décadas ha conducido a una sociedad israelí moralmente quebrantada. Sólo puedes ocupar a otro pueblo durante más de medio siglo si tienes la ilusa creencia de que esas personas no son iguales a ti. Y muchos israelíes están dispuestos a gastar lo que sea para mantener esa ilusión. Sin embargo, lo que el 7 de octubre muestra es que los israelíes nunca tendrán verdadera seguridad mientras que los palestinos no la tengan.

Señala que con la fuerza militar no basta, necesita verdadero apoyo internacional.

Mucha de la retórica de Netanyahu gira en torno a eso. Dice que están librando una guerra allí para que Europa o EEUU no tengan que hacerlo en su territorio. Este es el mismo argumento que el que usó EEUU después de 11-S. Y el legado de las guerras de Irak y Afganistán fue el nacimiento del ISIS, que condujo no sólo crímenes masivos en Oriente Medio, sino a violencia terrorista en Europa y otros lugares. Y lo que Israel está haciendo en Gaza está provocando que más israelíes se sientan cada vez más inseguros.

Eitay Mack, abogado israelí experto en DDHH, dice que con la tecnología de vigilancia puedes identificar al próximo Nelson Mandela incluso antes de que él mismo sepa que es Nelson Mandela.

Me encanta esa cita. Cualquier comunicación digital puede verse vulnerada. EEUU lo hace a través de la NSA, como vimos con las revelaciones de Snowden en 2013. Respecto a Israel y su vigilancia a un pueblo ocupado, el único equivalente en el mundo es lo que China está haciendo a los uigures. La vigilancia israelí, a través de la Unidad 8200, es muy poderosa. Ese nivel de inteligencia ha llevado a herramientas como Pegasus, que a menudo son desarrolladas por personas que adquirieron esa experiencia en las FDI. Pero el 7 de octubre la vigilancia fracasó. Aún así, no he visto evidencia de que aquello haya tenido algún impacto negativo en las empresas israelíes.

Los países que compraban Pegasus, ¿le abrieron las puertas de su seguridad a Israel?

Pegasus se vendió a un gran número de países, incluida España, y empresas como NSO trabajan como un brazo del Estado de Israel. Y no creo que haya ninguna duda de que en todos los países en los que operan está ayudando enormemente a la inteligencia israelí a recopilar información sobre ese país, sobre políticos, disidentes, activistas, quienquiera que sea. ¿Las naciones que lo están comprando son conscientes de eso y les importa? No lo sé, yo le preguntaría al Gobierno español.

Con todo, usted afirma que el laboratorio palestino no es inevitable. ¿Por qué?

Lo esperanzador es que nunca he visto tanta determinación de la sociedad civil. Me refiero a partes de Europa, EEUU y Reino Unido. Ahora bien, ¿eso está afectando a lo que está haciendo Rishi Sunak o Joe Biden? Probablemente no. Pero creo que en el futuro verán una enorme expansión del boicot, la desinversión y las sanciones contra Israel. Además, hay una guerra civil en la comunidad judía a nivel mundial. Un número creciente de judíos cuestionan lo que hace Israel. Eso también es alentador.