Itziar ZIGA
Escritora y feminista
JOPUNTUA

Cada tía es un manual de autodefensa

Sucedió hace unos días, ocurre a menudo entre nosotras. Andábamos cuatro amigas gloriosamente achispadas y ella nos habló de una violación que había sufrido de adolescente. Nunca se lo había contado a nadie. Estuvimos un ratico con el tema, le dimos un lugar acogedor y unos chupitos y seguimos nuestro alegre rumbo juntas. No hubo lágrimas, aunque podría haberlas habido. No miro a mi amiga de manera diferente desde entonces, me parece tan bárbara como la primera vez que la vi, y tan mamarracha.

Si buscas en la red a Artemisia Gentileschi, sabrás que fue una pintora barroca admiradísima por otros genios coetáneos: captaba el contraste de la luz, el alma de las mujeres y la viscosidad de la sangre como nadie. También descubrirás enseguida que fue violada con 18 años, y que tuvo que declarar en un juicio para defender su honra por haber sido violada: sale casi antes su violación que su genialidad. Lo inquietante es que, para denunciar la hasta hace poco invisibilizada violencia machista que nos malogra socialmente, nosotras quedemos ensombrecidas. Por supuesto, no estoy negando el daño ni el trauma, pero me opongo a que se reduzca ser mujer en este mundo machista a una experiencia única, y para colmo la más triste, al apisonador ideal de la víctima perfecta.

La víctima de machismo perfecta nunca llega a recuperarse, fue carne de violencia y será por siempre carne de terapia. Asustada estoy con las terapias de las que me hablan que solo buscan fidelizar clientas. ¿Te violaron? Voy a forrarme. ¿Te violaron siendo mujerizada? ¡Qué novedad! Por atravesar la vida en este mundo construido contra nosotras y gracias al feminismo, somos autodefensa y resiliencia con patas.

No conozco a la mujer que fue violada por Dani Alves, pero imagino lo sanador que habrá sido para ella que el tribunal reconozca que fue forzada, que no consintió ni provocó, que no significa no. Y por cierto, Artemisia disfrutó del sexo después, lo sabemos por sus encendidas cartas a un amante. Y a mi amiga, solo hay que verla.