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Nueva tragedia en el mar que deja al menos 26 personas migrantes muertas en Senegal

El mar se tragó el miércoles la vida y los sueños de otras 26 personas migrantes que buscaban un futuro en Europa. La nueva tragedia tuvo lugar al norte de Senegal, cuando la embarcación en la que viajaban varios centenares de personas naufragó. El número de desaparecidos podría superar los doscientos.

Una embarcación con personas migrantes, en el Mediterráneo. (MISSION LIFELINE | AFP)

Al menos 26 personas migrantes y refugiadas murieron en el naufragio frente a Senegal de la embarcación en la que viajaban junto a otras más de doscientas personas con destino a Europa. El hundimiento se produjo frente a Saint-Louis, en el noroeste.

Mamady Dianfo, de Casamance (al sur), cifró en más de 300 los ocupantes cuando el barco zarpó de la costa senegalesa hace una semana. Otro superviviente, Alpha Baldé, habló de más de 200.

Dianfo aseguró que el barco había llegado a Marruecos y allí «el capitán nos dijo que estaba perdido y que ya no podía continuar el viaje. Le pedimos que nos llevara de regreso a Senegal», relató.

La tragedia ocurrió a unos cientos de metros de la orilla, en una zona especialmente peligrosa por las corrientes marinas y la naturaleza del fondo embarrado.

Al parecer, la embarcación partió desde Joal-Fadiouth, situada al sureste de Dakar y a cientos de kilómetros del lugar del naufragio. Las operaciones de rescate seguían en marcha entre la fronteras de Senegal y Mauritania, donde se encuentra Saint-Louis.

Miles de senegaleses huyen de la pobreza, el desempleo o la falta de perspectivas de futuro embarcándose, a cambio de una determinada suma de dinero, en canoas de madera que pueden alcanzar unos veinte metros y transportar a decenas de pasajeros en una peligrosa travesía de unos 1.500 kilómetros para llegar a Canarias tras siete o diez días de navegación.

Senegal es uno de los principales países de origen y tránsito para las embarcaciones que buscan llegar a Canarias, una ruta que alcanzó en 2023 cifras récord y mayores que las registradas en 2006, cuando tuvo lugar la llamada «crisis de los cayucos», en la que arribaron al archipiélago 31.678 personas.

Esta ruta migratoria está considerada una de las más peligrosas del mundo, con una tasa de mortalidad en los últimos años de una víctima por cada veinte supervivientes, el doble que en la del mar Mediterráneo Central.