Amparo LASHERAS
Periodista
AZKEN PUNTUA

Escribir desde el dolor

Han existido novelistas, poetas, incluso periodistas que han escrito desde el olvido, otros desde el amor o el desamor, algunos desde la esperanza de la revolución que se fue, muchos desde la dignidad de la denuncia que no quiere callar y habrá quien solo lo haya hecho por encontrar el ritmo adecuado de las palabras que hablan de la vida tal y como es. Siempre hay un punto de partida, una emoción que remueve la inspiración creando a su vez emociones bruscas e inesperadas. Hoy, necesito escribir desde el dolor de la pérdida que se sabe para siempre. No puedo hacer otra cosa. Parece mentira que una palabra de tan solo cinco letras, dolor, llene un espacio tan inmenso donde ya no cabe ni la tristeza del buen recuerdo, ni los largos «inviernos de la ausencia», como dice un poema de García Montero. Escribir desde el dolor es como adentrarse en el vacío, en el desmoronamiento repentino de todos los porqués que han construido la pequeña y particular existencia de lo que somos. Alguna vez he imaginado si los sentimientos, igual que los meses, las estaciones o los años, tendrán algún color que los defina. Termina febrero con un color lluvioso y gris. Es el color de esta tarde, el de Gaza, el del dolor que va y viene por el mundo, el del «dolor que no permite/ reconciliar el sueño interrumpido».