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GUERRA EN UCRANIA

El espionaje del Kremlin deja en evidencia a la Cancillería alemana

Los servicios secretos rusos han interceptado una conversación entre generales alemanes sobre el uso del misil de crucero TAURUS en Ucrania. El canciller, Olaf Scholz, se resiste a entregar este sistema militar a Kiev. La filtración le deja en evidencia tanto a nivel nacional como internacional.

(Sebastian PIEKNIK | AFP)

El general Ingo Gerhartz ocupa el cargo de inspector general de la Fuerza Aérea alemana. Su posición equivale al de comandante en jefe del Ejército del aire. El 19 de febrero de 2024 mantuvo una conversación de al menos 38 minutos con otros tres generales.

El cuarteto deliberó sobre los escenarios si la Cancillería diese luz verde a la entrega de los misiles de crucero TAURUS a Ucrania. Para ello, recurrieron al sistema de videoconferencia WebEx de la empresa Cisco, que correctamente empleado ofrece cierta seguridad. Sin embargo, el general de brigada Frank Gräfe, según el diario sensacionalista “Bild”, cometió el error de participar a través del wifi de su hotel en Singapur, donde asistía a una exposición aeronáutica.

«Eso fue un fallo, un fallo muy grave», reconoció ayer el ministro de Defensa, Boris Pistorius (SPD), que ha ordenado al servicio de contraespionaje militar, MAD, que investigue el asunto. El viernes pasado, canales rusos habían publicado la conversación. Aún así, Pistorius aseguró que «los sistemas de comunicación no están comprometidos».

De todas formas el daño político, tanto dentro como fuera de Alemania, está hecho y es inmenso.

LOS GENERALES DEJAN EN EVIDENCIA AL CANCILLER OLAF SCHOLZ (SPD)

, quien ha negado la entrega de los TAURUS argumentando que no se podrían operar sin la asistencia de soldados alemanes. Eso supondría, según Scholz, que Alemania entrase en guerra con Rusia. Sin embargo, de la conversación intervenida se desprende que la Luftwaffe podría adiestrar a militares ucranianos. El tiempo para ello podría ascender a cuatro meses, según los objetivos que piensan atacar con los TAURUS. En concreto hablan de un ataque al puente que une Crimea con Rusia. Los oficiales barajan también las diferentes posibilidades que existen para que la Luftwaffe facilitase las informaciones necesarias a los ucranianos para luego descartarlas porque reconocen que carecen de la debida autorización de su Gobierno.

ESA «TORMENTA DE IDEAS»

ha dejado en la estancada a Scholz a diferentes niveles. Cara a la opinión pública alemana parece que o no sabe cómo funciona el sistema TAURUS o ha mentido. Dado que las ideas de sus generales se pueden interpretar como «juegos de guerra» contra Rusia, dan alas a las corrientes que optan por el diálogo y la negociación con Moscú.

A nivel internacional, el daño es igual de tremendo.

El principal objetivo de la política exterior rusa sigue siendo que Alemania deje la falange proucraniana. El Ministerio ruso de Exteriores ha convocado al embajador, el conde Alexander von Lambsdorff, para que explique lo ocurrido. De paso, Moscú, ha declarado más o menos ilegal la presencia de la Fundación Friedrich Ebert (FES), cercana al SPD, en su territorio. En el caso de que Berlín reaccionase a esta medida echando a periodistas rusos, el Kremlin avisa de que haría lo mismo de manera recíproca.

LOS MEDIOS ALEMANES TAMBIÉN HAN RECIBIDO UN AVISO A NAVEGANTES

por parte de su propio Ejecutivo, que ha dejado caer que divulgando informaciones rusas sobre el contenido de la conversación interceptada podrían infringir una muy específica ley que protege a las FFAA contra «desinformaciones».

A Scholz le caen también duras críticas desde el Gobierno del primer ministro británico, Rishi Sunak. La semana pasada, el alemán reveló que en Ucrania militares ingleses ayudan a manejar los misiles Storm Shadow para que den en los blancos rusos. Londres se apresuró a desmentir dicha revelación.

A orillas del Támesis no se ha olvidado tampoco que en 2022 el contraespionaje alemán tuvo que arrestar al agente Carsten L. de su propio Servicio de Inteligencia Federal (BND) por haber espiado para los rusos. La detención se produjo solo después de un aviso de un «servicio amigo». Actualmente se celebra en Berlín el juicio contra el agente y su colaborador por haber pasado informaciones sensibles sobre Ucrania al FSB ruso.