Quince estados y un territorio de Estados Unidos votaron ayer, y se eligieron un tercio de los delegados que tendrán la última palabra para designar candidato presidencial en las convenciones demócrata y republicana de este verano.

Aunque toda la atención se suele centrar en los posibles presidenciables, lo cierto es que el supermartes se eligieron casi un centenar y medio de cargos, si se incluyen los candidatos al Congreso y a las cámaras estatales. Es decir, candidatos a la Cámara de Representantes y el Senado que también se votarán este noviembre.

Este año hay mucho menos dramatismo que en otras contiendas electorales. Biden, como inquilino de la Casa Blanca no tiene nadie que le dispute realmente la candidatura demócrata, y Trump ha ganado en los nueve estados que han celebrado primarias o caucuses antes del supermartes.

Nikki Haley venció este fin de semana en la capital Washington, que no es un estado y por tanto sus residentes no pueden elegir presidente en noviembre (pero sí votar por un candidato ahora). Trump desprecia cada vez que puede a la capital llamándola ciénaga (swamp, que también se puede entender como barrizal), y aprovechó la victoria de Haley para llamarla «princesa de la ciénaga».

Las esperanzas de Haley para este supermartes estaban en Vermont, el estado progresista donde pueden votar los no republicanos, y Virginia, que pese a ser más conservador también pueden votar los ciudadanos no adscritos a ningún partido.

Maine, Massachusetts, Utah, Minnesota (donde Marco Rubio ganó en 2016) y Colorado eran otros puntos de atención, en especial este último estado que se convirtió en protagonista de la enmienda 14. Tras la decisión del Supremo de revocar la prohibición a Trump de presentarse en este estado, los resultados se observan con especial atención.

En total, son once los estados cuyas primarias están abiertas a los no republicanos, y es en estos lugares donde Nikki Haley tiene más esperanzas. En cualquier caso, este elemento no fue suficiente en New Hampshire, donde Trump le sacó diez puntos de ventaja.

Haley ha demostrado que tiene fuerza y dinero para continuar en la contienda, tal y como prometió. Pero si Trump cumple con los pronósticos, incluso sin conseguir matemáticamente los delegados necesarios (algo que podría ocurrir en una o dos semanas), no queda muy claro el sentido de seguir disputando una carrera sin ninguna posibilidad de vencer (a pesar de que las encuestas de cara a noviembre contra Biden le dan un mejor resultado a Haley que a Trump).