Amparo LASHERAS
Periodista
AZKEN PUNTUA

Un momento de oro

No me equivoco si digo que la Korrika es el acontecimiento que mejores recuerdos guarda para el pueblo de Euskal Herria. Recuerdos entrañables y reivindicativos que se remontan a cualquier etapa de nuestra vida. La Korrika, además de un grito por el euskara, ha sido y es el latir de un pueblo en marcha por su derecho a ser y existir y, eso, en la memoria colectiva, se escribe con mayúsculas. Ya que GARA ha invitado a sus lectores a compartir sus pequeñas historias, aquellas que, emocionadas, hemos recordado en interminables sobremesas con los amigos... voy a contar la mía. En abril de 2009, la Korrika acabó en Gasteiz y yo había abandonado la prisión de Valladolid una semana antes. Mis compañeras me ofrecieron llevar el testigo en el kilómetro de la izquierda abertzale junto a Tasio Erkizia. Aquellos minutos fueron los más emocionantes de mi vida militante. Podría contar más vivencias, pero creo que el jueves, cuando la Korrika cruzaba el Puente de Santiago, ocurrió algo importante. Mientras se gritaba un «ez» rotundo a las fronteras, jóvenes subsaharianos, arropados por centenares de korrikolaris, lograron burlar a la Europa fortificada que les criminaliza en cada frontera. «Un momento de oro», me dijo una amiga. Sentí que la Korrika acababa de escribir y vivir una gran historia.