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HOW TO HAVE SEX

Sexo, alcohol y jóvenes errantes


Molly Manning Walker, reconocida directora de fotografía, da el salto a la dirección y guion de largometrajes con una crónica que sigue a tres amigas de 16 años en un viaje desenfrenado a la isla griega de Malia. Las chicas, ávidas de fiesta, irrumpen en el resort con gritos, patatas fritas y chupitos. Consiguen una habitación con vista a la piscina y se embarcan en noches de karaoke y discotecas, regresando al amanecer competamente borrachas, entre la decepción y la frustración. Su panorama cambia con la llegada de dos atractivos huéspedes que comparten su gusto por la fiesta.

La película, dirigida con pulso y sensibilidad, comienza como una comedia de iniciación, sin embargo, se centra en el personaje interpretado con gran solvencia por Mia McKenna-Bruce, para explorar la compulsión a la diversión, incluso cuando no es genuina. Dicho personaje busca descontrolarse cada noche, sin importar las consecuencias, y tener sexo sin importar la conexión emocional. La película expone la angustia adolescente: la farsa de la vida social, la simulación del disfrute y la presión por cumplir con expectativas sociales.

“How to Have Sex” va más allá de una simple comedia de fiesta. Es una exploración profunda de las presiones que enfrentan las jóvenes en la transición a la adultez, invitando a reflexionar sobre la búsqueda de la autenticidad en un mundo donde la imagen y la fiesta parecen ser lo más importante. Walker también capta a la perfección el desolador panorama físico y ambiental de estos destinos vacacionales. Son rincones europeos que, en su mayoría, se han rendido por completo a los turistas. Imagina habitaciones de hotel con un olor permanente a cigarrillo, repletas de botellas vacías y calles matutinas llenas de basura.