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1989

«Exxon Valdez», una huella imborrable para Alaska

El “Exxon Valdez” protagonizó un desastre natural que, sin embargo, fue solo una gota en el mar de naufragios y vertidos contaminantes ligados al modelo económico que impera en el planeta. (UNITED STATES COAST GUARD)

Un petrolero de la firma norteamericana Exxon Oil sufrió un accidente el 24 de marzo de 1989 frente a las costas de Alaska. Transportaba casi millón y medio de toneladas de petróleo y su naufragio provocó el derrame de unas 40.000 toneladas de crudo, que ennegrecieron el mar para anegar luego la costa. Para un territorio de gran riqueza natural pero codiciado por sus recursos empezó una larga pesadilla.

El mayor petrolero de la mayor compañía petrolera. Así se publicitaba el buque que tras cargar en la terminal de Valdez, en el territorio bajo soberanía estadounidense de Alaska, se hizo a la mar en una maniobra prácticamente rutinaria. Sin embargo, en esa ocasión, el navío no pudo esquivar el banco de arrefice de Blugh Reef, en el estrecho de Prince William. A consecuencia del impacto, ocurrido hace hoy 35 años, once de las trece cisternas del superpetrolero se rasgaron y escupieron decenas de miles de toneladas de crudo al océano.

Considerado como el mayor accidente de la historia de la marina comercial norteamericana, el siniestro del “Exxon Valdez” fue atribuido de inmediato a la falta de pericia de un capitán experimentado, Joseph Hazelwood, al que testigos presentados por la compañía en el posterior juicio acusaron de estar bajo los efectos del alcohol y hasta de abandonar el puesto de mando en un momento clave.

Sea como fuere, la marea negra devastó una zona muy sensible, aunque hablando de Alaska eso sea una obviedad.

Salmones, orcas y ballenas jorobadas, otarios, nutrias marinas, águilas... La fauna marina de la zona fue la primera perjudicada por la catástrofe, sin olvidar las consecuencias de la contaminación en un territorio con poblaciones locales que, a efectos administrativos, Estados Unidos engloba como «indígenas americanos y nativos de Alaska». Iñipiat, Chukchi, Tingits, Haidas, Yupik, Aleoute... las poblaciones originarias de Alaska se dividen en una docena de grupos que, con sus respectivas lenguas y prácticas culturales, pueblan esa vasta lengua de tierra fría y dependen para vivir de esos recursos naturales que explotaron, sin ir más lejos, las compañías que servían a los intereses de los zares.

Comprado a Rusia en 1867, EEUU se aseguró la exclusividad en esa explotación que, a posteriori, dejaría en manos de grandes corporaciones.

36.010 millones netos de ganancia figuran en el balance de 2023 de ExxonMobil, denominación actual de la compañía que sembró el desastre ecológico más importante de la historia de Alaska.

VALOR CORPORATIVO

Destaca la revista “Forbes” que la empresa con sede en Irvin (Texas) ganó un 35% menos con respecto al año anterior, cuando, sin bajada de precios del crudo, se embolsó 55.740 millones. Sus previsiones son producir este año 3,8 millones de barriles diarios de petróleo.

Esas cifras, más allá de revelar que la petrolera superó bastante antes que la «Tierra Grande» el desgaste causado por el accidente marítimo, ayudan a calibrar mejor el trato recibido por las «víctimas de la marea negra» desde la sentencia emitida en 1994 por un tribunal federal de Alaska.

Sin poder dilucidar del todo las responsabilidades en la maniobra previa al naufragio (el buque monocasco había sido flotado solo dos años antes), el tribunal condenó a la compañía a abonar 5.000 millones de dólares a los afectados. A esa sentencia seguiría una década larga de litigio que permitió a la petrolera, en disputa cerrada con las aseguradoras, rebajar a la mitad ese montante. El Tribunal Supremo de EEUU concluyó en 2008 que incluso esa suma de 2.500 millones era excesiva y fijó la compensación en 500 millones de dólares.

Además de amortiguar el impacto del siniestro en sus balances, la compañía consiguió que el grave accidente ni siquiera impidiera al “Exxon Valdez” seguir navegando. El buque fue reparado y en los años siguientes realizó distintas rutas con diferentes nombres y pabellones, hasta que un tribunal de India autorizó su desguace en 2012.

Los tiempos fueron más severos para Alaska y sus pobladores. Los balances oceanográficos coinciden a la hora de estimar que por efecto de la marea negra causada por Exxon Oil perecieron no menos de 250.000 aves, 1,9 millones de salmones y 2.800 nutrias. Un balance más completo obligaría a añadir los periodos de entre 15 y 25 años de recuperación de sus poblaciones habituales. Sin olvidar el trauma infligido a los pueblos que habitan el continente blanco.



[2024] Itsasotik jaso duenaz mintzatu zaigu Troitiño

Gazte harrapatu zuen Alaskako kosta 1989ko martxoaren 24an belztu zuen “Exxon Valdez” petrolio-ontziaren istripuak. Alta, «itsasoak ez duenez bereizketarik egiten», gertuago hunkitu zuen “Prestige”-ren hondoratzeak. Istripu horiek «mundu honetan nagusitzen diren botere politiko eta interes ekonomikoekin» lotzen ditu Mikel Troitiñok. Edonola ere, «gizakiak gehiegikerietarako duen ohiko joerak» laguntzen duela ere gaineratzen du.

Garaia eta balioak aintzat hartuta, aitzindari izan den Zarauzko Surf Eskolako sustatzaileetakoa izan zen Troitiño. Ondoan izan zuen, besteak beste, NAIZen bere osotasunean aurkituko duzun elkarrizketaren erraztatzaile izan den Haritz Larrañaga, GARA egunkarian surf atala elikatzen duen kolaboratzailea.

Etorkizunari so eginez, «hobekuntza heziketatik eta mentalitate aldaketatik etorriko» dela nabarmendu du, zango bat Getarian eta bestea Erratzun, itsasoaren eta mendiaren artean ibiltzen den Troitiñok. Edonola ere, bere bizitzari itsasoak eman dio gehien, besteak beste, «munduari begiratzeko ikuspegi egokia eskainiz».