Iñaki LEKUONA
Profesor
AZKEN PUNTUA

Músculo

Las imágenes en blanco y negro de Emmanuel Macron sacudiendo con violencia un saco de boxeo, apretando mandíbula y marcando bíceps han dado la vuelta al mundo, en un claro mensaje, aseguran sesudos analistas, a Vladimir Putin, aquel que se fotografió a torso desnudo montando a caballo y que hoy, como el Aznar vigoréxico de aquel 11 de marzo de hace veinte años, pretende hacer creer que lo de Moscú lo ha hecho quien no ha sido, queriendo vender una película de conspiraciones que va para fracaso. Pero le da igual. No el descalabro de su versión cinematográfica, sino el supuesto recado de Macron, así como sus declaraciones, en las que dejó caer la posibilidad de una intervención francesa en Ucrania. Una contingencia que todavía ocupa páginas de periódicos en los que analistas políticos y militares definen escenarios probables en los que el ejército galo podría decidirse a cruzar el Danubio, porque “Rusia no puede ganar”, según palabras de Macron, pronunciadas en ese exquisito francés que desparrama su legislación monolingüe con la virulencia de golpes de jab, de cross o de gancho y que ayer, una vez más, decenas de miles de euskaltzales volvieron a fintar mientras sostenían un testigo en la mano, mostrando a todo color que este pueblo tiene músculo, y mucho.