Josu MONTERO
Escritor

Capote

Soy alcohólico. Soy drogadicto. Soy homosexual. Soy un genio», afirma Truman Capote en la célebre autoentrevista que cierra “Música para camaleones”, el último libro que publicó en vida.

Pocas páginas antes, a la pregunta sobre qué deseo le gustaría ver hecho realidad, responde: «Despertarme una mañana y sentir que al fin soy una persona madura, vacía de resentimientos, ideas vengativas y otras emociones infantiles e inútiles».

Más allá del arrogante, mordaz, polémico, extravagante, en este libro descubrimos a Capote en toda su inmensa humanidad, un tipo que supo llegar a la esencia casi siempre bondadosa -y otras veces inquietante- de sus siempre reales personajes, especialmente de los femeninos, y mostrárnosla.

Comenzó a escribir a los ocho años, «sin saber que me había condenado de por vida a un noble pero implacable amo. Cuando Dios le entrega a uno un don, también le da un látigo; y el látigo es únicamente para autoflagelarse; su descubrimiento esencial: la diferencia entre escribir bien y el arte verdadero, «es sutil, pero brutal» Se cumple este año un siglo de su nacimiento en Nueva Orleans y cuarenta de su muerte, solo y apestado, de una sobredosis de barbitúricos. No había cumplido los sesenta.