Arnaitz GORRITI
BALONCESTO

El Chemnitz demuestra que el basket no es cómo empieza, sino cómo acaba

La escuadra sajona llegó a caer por 43-29 y falló sus primeros 12 triples, pero a partir de la recta final del segundo cuarto, los entrenados por Rodrigo Pastore, defendiendo siempre al límite, apabullaron sin conmiseración a un Bilbao Basket desquiciado.

Chemnitz remontó a garrotazo limpio.
Chemnitz remontó a garrotazo limpio. (Monika DEL VALLE | FOKU)

Todavía restan 40 minutos -o más, como gusta decir a Jaume Ponsarnau-, aunque la ida de la semifinal entre Surne Bilbo Basket y Niners Chemnitz ya ubica al conjunto sajón en la finalísima de la FIBA Eurocup, tras un ejercicio de supervivencia en los 15 primeros minutos, para acabar avasallando y sacando de la pista a los hombres de negro.

Después de haberse adelantado 43-29 mediado el segundo cuarto, y después de que los alemanes hubieran fallado sus 12 primeros triples, el acierto cambió de bando, así como el desconcierto. La durísima defensa sajona, a veces a garrotazo limpio, desquició a los de Jaume Ponsarnau, que se llevaron un correctivo francamente doloroso porque en los 15 primeros minutos no parecía que algo así fuera a suceder. Pero esto no es cómo empieza, sino cómo acaba.

Y eso que el inicio fue inmejorable. Un matazo con tiro libre adicional de Sacha Killeya-Jones le supuso la bienvenida calurosa al equipo de Sajonia, un equipo con velocidad y agilidad, pero que arrancaba el duelo sin acierto -3 de 11 en el tiro, con 0 de 5 en triples-, muy distinto a los hombres de negro. El segundo triple consecutivo de Denzel Andersson obligó a Rodrigo Pastore a parar el partido, puesto que los hombres de negro provocaron la primera ruptura, yéndose hasta el 17-6, luego de un parcial de 9-0.

Fue un cuarto de ensueño para los hombres de negro. A pesar de la continua defensa con las manos del equipo teutón, Bilbao Basket encontró el acierto prácticamente en cada línea, mientras que solo DeAndre Lansdowne era capaz de sacar alguna jugada en claro por parte del Chemnitz, que se vio con un 29-16 en contra al final del primer asalto, cerrado con una penetración impresionante del recuperado Melwin Pantzar sobre la bocina.

Niners Chemnitz varió su juego por completo en el segundo acto, renunciando casi por completo al tiro exterior dado su nulo acierto. A las acciones de Lansdowne se le sumó la movilidad del pívot Kevin Yebo, contrarrestado en los ataques bilbainos por un Killeya-Jones que casi se pudo sentir como Gulliver en Lilliput, dada su tremenda superioridad, sin que, en ese momento, se intuyera peligro alguno de remontada.

CAMBIO RADICAL

Pero el primer triple visitante podía llegar y al fin, al decimotercer intento, cayó de la mano de Kaza Kajami-Keane, en una jugada en la que hasta dos compañeros suyos renunciaron a tiros claros. Ese tiro estableció el 43-34 en el marcador y evidenció otra cosa: de pronto, los rebotes caían en manos alemanas, comenzaban a regalar faltas y posesiones, hasta perder un total de 19 balones.

Tras llegar al descanso ganando 46-41, después de haber ido 43-29, Niners Chemnitz completó la remontada con un parcial de 1-9 en el arranque del tercer asalto, con la mala noticia añadida de que Sacha Killeya-Jones tuvo que abandonar el parqué lastimado del tobillo izquierdo, aunque luego volvería.

Increíblemente, el desacierto del bando teutón en los 15 primeros minutos cambió de bando, siendo Bilbao Basket quien erraba sus tiros, mientras que la escuadra sajona comenzó a amasar ventaja a base de aprovechar los regalos.

Los de Rodrigo Pastore recogieron la cosecha de saber sufrir. Endosaron un parcial de 12-30 para afrontar los diez últimos minutos con un 58-71 en el marcador, lo que supone un parcial conjunto de 29-55 entre el segundo y el tercer acto.

¿Se acuerdan del 0 de 12 en triples? A partir del primer acierto, aquello metamorfoseó en un 10 de 16, de forma que la renta visitante engordó hasta el 73-98 final. A falta del trámite de Chemnitz, la eliminatoria está sentenciada. O no, porque esto no es cómo empieza, sino cómo acaba.



Una final que de veras es una final

El baloncesto vasco tiene este Jueves Santo una cita por todo lo alto con el duelo entre Saski Baskonia y Efes en el Buesa Arena a las 20.30. Será el último partido de los de Ivanovic en casa en la Fase Regular, ante un rival directo que suma 14 victorias, dos menos que los gasteiztarras. De ganar, el play-in estará en el bolsillo, por lo que se afronta este encuentro como una verdadera finalísima.

«No me importa lo que ha sucedido hasta la fecha, solo lo que tenemos delante», dijo Dusko Ivanovic en la previa de un duelo en el que Markus Howard volverá a vestirse de corto, algo esencial para las opciones gasteiztarras.

Sin ir más lejos, Saski Baskonia se impuso en Estambul por 80-87, con una magistral actuación del escolta de Nueva Jersey, que se fue hasta los 28 puntos, por los 14 de Vanja Marinkovic y Cody Miller-McIntyre. A. G.