Raimundo FITERO
DE REOJO

Sonata de olvido

La desmemoria se puede considerar una actitud beligerante contra la Historia. Pero la memoria no es plena casi nunca, los últimos estudios de la neurociencia descubren que una de las características de la inteligencia es precisamente el olvido. Se trata de entender que el cerebro tiene una capacidad limitada de acumulación materiales diversos, que los va seleccionando y que lo que llamamos memoria es una construcción de cada individuo, una forma de sobrevivir a base de retazos, de introducir episodios y fragmentos de todo lo acontecido para en algún momento reconstruir el puzle.

Si sabíamos que teníamos neuronas espejo, esas que repiten la gestualidad, el movimiento, el impacto cromático de la naturaleza o el arte que estamos contemplando, acaban de llegar a la conclusión de que también hay unas neuronas en el hipocampo, una zona del cerebro clave para la memoria, que responden a conceptos y asociaciones entre conceptos que son justamente el esqueleto de las memorias de nuestras experiencias. Y solamente responden a estímulos muy concretos sobre aquello que nos interesa.

Deberíamos colocarnos en una placenta neuronal y trasmitir de manera clara lo que es la Historia y lo que es la Memoria. Los hechos no tienen muchos matices más allá de lo circunstancial, pero lo que se recuerda, lo que se memoriza y cómo se memoriza forma parte del ejercicio democrático de reflejar esos hechos históricos limpios, sin edición ni cocina, aunque se admita que hay dos maneras, por lo menos, de bailar un tango o de preparar un marmitako. La verdad del porquero.