B.Z.
IRUÑEA

Fidelidad de voto y atracción, claves del auge de la izquierda soberanista

(GARA)

La encuesta de Aztiker también permite indagar en el origen de los votos de cada partido, al cruzar el recuerdo de voto de las elecciones de 2020 con la intención de voto de las actuales. Aquí radican algunas de las claves que ayudan a explicar el vuelco que augura el sondeo en favor de EH Bildu.

En primer lugar destaca la fidelidad de voto de los votantes de la izquierda soberanista. Pese a incorporar nuevos votantes a lo largo de las últimas elecciones, la mayoría de los que prueban, repiten. En concreto, un 85,9% de quienes optaron por Maddalen Iriarte en 2020 dicen que lo harán ahora por Pello Otxandiano. No hay ni un solo partido que se acerque siquiera un poco a este índice de fidelidad.

De hecho, el PNV presenta una fidelidad de voto del 65,3%, muy lejos de las cifras que los jeltzales han solido registrar, algo que explica la sangría de votos prevista por la encuesta. En cifras algo más bajas se mueven el PSE, que retiene de momento al 61,3% de quienes le votaron, y el PP, que registra una fidelidad del 55,8%. Vox solo conserva al 33,3%, mientras que la izquierda Confederal se encamina al desastre. Elkarrekin Podemos se queda con el 19,6% de los votos que obtuvo en 2020, mientras que Sumar se hace con el 16,4%. Juntos, apenas retienen un tercio de los votos.

UN VIAJE CON ESCALA

Además de retener el voto mejor que nadie, EH Bildu también recibe votos de los otros partidos. Destaca, sobre todo, el 46,6% de los votantes de Elkarrekin Podemos de 2020 que en esta ocasión dicen que votarán a Otxandiano. Es una transferencia directa, igual que el 8% que dice que transitará de los jeltzales a la izquierda soberanista, cuatro veces más que el 2% que hará el viaje en sentido inverso.

Pero la segunda principal fuente de votos es, según la encuesta, la abstención. Hasta un 11% de quienes no votaron en 2020 señalan que lo harán ahora por EH Bildu, una cifra que prácticamente dobla la que registran PNV y PSE. Se trata de un trasvase proveniente sobre todo de los jeltzales, según Aztiker, que realizarían este viaje en dos botes. Pasaron a la abstención en 2020 y de ahí van ahora a la izquierda soberanista.

Otra transferencia destacable es la que va de Vox al PP. Hasta un 53,8% de los votantes de extrema derecha optaría ahora por Javier de Andrés, un movimiento que podría dar a la derecha española el cuarto escaño en Araba y dejar a los de Santiago Abascal sin representación en Gasteiz.

LA ACTIVACIÓN DE LOS ABSTENCIONISTAS

Las elecciones de 2020, en plena pandemia, registraron una abstención récord, que llegó al 49,2%. Es previsible que la ausencia de restricciones sanitarias y lo reñido que se presentan los comicios active a parte de esos votantes, lo que abre un juego interesante lleno de incógnitas. Además de EH Bildu, principal beneficiaria de esta activación, también PNV y PSE podrían recibir un buen saco de votos de esta bolsa.

Sin embargo, junto al PP, los actuales socios de Gobierno son los que más votantes de 2020 pierden en favor de la abstención, según la encuesta realizada en marzo, por lo que tendrán que centrar esfuerzos en movilizar ese voto, algo a priori más sencillo que recuperar aquel que ya optó por la abstención. Por ejemplo, el 16,6% de quienes votaron a Iñigo Urkullu hace cuatro años dice que ahora se quedará en casa, una cifra que baja hasta el 6,2% en el caso de EH Bildu.