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DE REOJO

A ojo


Las estadísticas basadas en contadores mecánicos y digitales que van acumulando datos sobre diferentes aspectos no dejan de proporcionarnos motivos para la preocupación. Todo lo referente a la climatología y la meteorología empieza a ser una fuente de avisos que deberían ser atendidos por todas las autoridades concurrentes, desde lo más local a lo universal. Son ocho meses seguidos, continuados, uno detrás de otro en lo que la temperatura media global sube. Ya sean las temperaturas más bajas como las más altas, todas están incrementándose de manera imparable. De seguir así, según las cuentas científicas, la catástrofe se nos acerca.

Y es que, a ojo, cada individuo puede desplegar una retahíla de anécdotas y sucedidos que reflejan esos cambios en todos los órdenes de su vida interior o exterior. Esta subida de unos pocos grados lineales provoca no pocos desencuentros con la memoria refranera, especialmente, la referida a las fechas de retirar los edredones o de cambiar de orden las ropas de temporada en los armarios. Si los cambios más arraigados provocan brusquedades e incontinencias desastrosas de manera más abrupta y reiterada, esa subida de unos pocos grados de media nos lleva a un estado de incertidumbre termométrico incalificable.

Asusta ver unas declaraciones oficiales de responsable políticos de Camerún advirtiendo de la ola insufrible de calor que están sufriendo. Esa subida es en todo el planeta, por lo que, en zonas ya muy erosionadas, muy ecuatoriales, el calor puede ser asfixiante, llegando a puntos que puedan provocar éxodos.