Nuestras cineastas aportan su testimonio y reflexión

En el momento justo, “Arnasa betean, emakume zinegileak” emerge en la pantalla, en una época en la que las mujeres cineastas han cobrado una relevancia crucial en nuestra cinematografía. Este documental no solo se revela como un tributo al papel de la mujer tras la cámara, aunque ciertamente lo sea, sino como un testimonio de una verdad innegable; una profunda reflexión sobre unas perspectivas cinematográficas que eran urgentes.

El inicio es puramente simbólico, con tres jóvenes dirigiéndose hacia una playa, donde la historia se entrelaza con el equipo de filmación liderado por Bertha Gaztelumendi y Rosa Zufia. Así, el mar, o el agua en general, se convierte en la clave para adentrarse en unos mundos tan íntimos como personales, asociados a las mujeres.

Es un descenso a las entrañas de un espacio donde ellas, sin oxígeno ni artificios, se apropian del entorno bajo el agua. Después de las primeras reflexiones sobre el simbolismo del mar para algunas directoras, la película se sumerge, con todo el aliento, en los testimonios de cineastas como María Elorza, Maider Oleaga, Arantxa Echevarria, Mireia Gabilondo, Lara Izagirre, Alauda Ruiz de Azúa, Ana Díez, Esti Urresola, Leire Apellaniz, Iratxe Fresneda, Helena Taberna, Isabel Herguera, Bego Vicario, Izibene Oñederra, Ana Murugarren, Marina Lameiro, Arantza Santesteban, Maddi Barber y Maite Ruiz de Austri. Es una mirada caleidoscópica sobre sus obras, lo que implica ser cineasta y, sobre todo, una reflexión compartida por autoras de diferentes generaciones que dialogan sobre el significado del cine para ellas, el camino recorrido durante años de oscuridad y, lo más importante, la necesidad de no estancarse, de explorar cualquier tema o enfoque creativo que las aleje de las definiciones simplistas que a menudo se les imponen como cineastas mujeres.