19 ABR. 2024 «Imago Vasconiae», un atlas del tesoro donde leer nuestro pasado «Es la mayor aventura en la que nos hemos metido como editorial», reconoció ayer Jose Mari Esparza respecto a «Imago Vasconiae», el primer atlas cartográfico histórico de Euskal Herria. Editado por Txalaparta con Laboral Kutxa, es una joya para paladares exquisitos. Autores, prologuista y representante de la Laboral Kutxa, en la presentación en Bilbo . (Aritz LOIOLA | FOKU) Amaia EREÑAGA BILBO Ponerse a ojear “Imago Vasconiae” (Txalaparta), el libro de Ramón Oleaga y Jose Mari Esparza, es como viajar a nuestro pasado siguiendo las indicaciones del mapa del tesoro. En realidad, son 300 mapas, con ilustraciones coloridas, extrañas a veces, con detalles sorprendentes... una enciclopedia visual que, en conjunto, pesa casi cuatro kilos. El libro, una auténtica exquisitez y un hito, aunque no sea para todos los bolsillos, fue presentado ayer en la sede de Laboral Kutxa en Bilbo, ya que el apoyo de esta entidad ha sido crucial para la publicación por la editorial de Tafalla de una obra que viene a enmendar una falta histórica: Catalunya, Galiza o Andalucía, por ejemplo, tienen su propio atlas cartográfico histórico, mientras que «hasta ahora el que suele calificarse como el pueblo más antiguo de Europa carecía de su carta de presentación más elemental», apuntó la editorial. Ejemplar para coleccionistas o amantes de la historia, este tipo de atlas suele ser utilizado por las instituciones como regalo a las autoridades que les visitan, a modo de retrato histórico del país. Cada mapa lleva un pie explicativo en euskara, con la mención de autoría, fecha y un breve comentario, y el ejemplar, al final, incluye las traducciones en inglés, francés y castellano. Se han editado 1.000 ejemplares, al precio de 250 euros con estuche de tela negra y 215 euros sin ella -la venta es directa bajo pedido-, aunque todo su contenido se puede consultar en la página web imagovasconiae.eus. Todavía sin concretar, no se descarta una edición en otras versiones o la publicación de algún mapa suelto, por ejemplo. «Posiblemente, como editorial, este sea el libro más importante que hemos publicado. Aunque yo sea uno de los autores, realmente creo que su importancia estratégica es de primer orden: hemos dotado a Euskal Herria de un carnet de identidad», apuntó Esparza. «NO SON INOCENTES» Producto de cinco años de trabajo, tras el título en latín -los romanos fueron los primeros que nos nombraron, en el siglo XI- hay un corpus de 800 mapas, de los que se han seleccionado 300. Para la portada, se ha elegido un mapa del siglo XIX, el “Mapa Geológico del País Vascongado”, del bilbaino Ramón Adán de Yarz, de 1905. «Queríamos algo que reflejara el territorio de forma neutral», explicó Ramón Oleaga, un especialista en cartografía de larga trayectoria. En la contraportada, vemos la visión desde el mar en la primera carta náutica impresa de nuestra costa. Es de Lucas Jansz Wagenaer y está datada en 1583. Y, al abrir el libro, el primero en aparecer es el llamado “mapa de Abauntz”, el más antiguo de la Europa occidental. Es una piedra, hallada en una cueva del valle de Ultzama hace 13.660 años, donde se dibujó el mapa del paisaje que se veía desde la cueva. Pero, nos advierte Oleaga: «Los mapas no son inocentes, porque juegan un papel extraordinariamente relevante en la construcción de identidad». Porque nombrar un lugar, tiene su importancia. Añade Esparza: «Desgraciadamente, como decía Humboldt, somos el país de los 100 nombres: nos han llamado Vasconia, hemos sido Reino de Navarra, Cantabria, Vizcaya, Navarra, Vascongadas, País Vasconavarro, provincias exentas, provincias hermanas, provincias unidas del Pirineo, Nueva Fenicia, País Vasco, Euskadi y siempre, en nuestra lengua, Euskal Herria. Todo menos País Vasco y Navarra, ambos inexistentes a lo largo de la historia. A partir de hoy tenemos un atlas que abarca todas esas definiciones con un solo denominador común: la lengua vehicular de la obra, que es el euskara». DIVULGACIÓNEspoleado por la convicción de que «un pueblo sin atlas es como una persona sin DNI», Esparza trabajó con Ramón Oleaga para completar este trabajo, que se ha publicado en papel, en una cuidada edición de lujo, aunque sus contenidos se pueden consultar también en su página web.