Tormenta en el oasis

No se sabe si la tormenta es de arena o de mierda, pero al ver las orejas a los avances demoscópicos, los responsables de campaña se han desmelenado, se han quitado las caretas y han descubierto que existió ETA, aunque ahora sea un doloroso pasado que todos, especialmente el PNV, quiere colocar en las mesas electorales de manera fraudulenta. Empezó por un desliz del PSE, que le costará más de un disgusto al PSOE, porque lo que están diciendo y haciendo en Euskadi, por lógica, será aprovechado en Madrid por el PP y cuando pongan ojitos de modernos pidiendo sopitas y votos, se les puede mandar a tomar viento al oasis, porque no saben de aritmética sencilla, y valen igual los votos de unos como de otros para poder seguir gobernando en la Moncloa.

Entonces, para entendernos, oasis es cuando gobierna el PNV con el PSE. O el PSE con el PP, no se olvide nunca. Cualquier otra variación se convierte en un zona de huracanes, cocodrilos salvajes y desiertos montañosos. Si la campaña era anodina, muy tranquila y educada, con unas intenciones de voto que se pueden entender sin comulgar con ruedas de molino, ante el pánico de perder los enterrados tesoros del pirata, han decidido usar el comodín de ETA para intentar mantenerse en ese oasis de plastilina que se había inventado para seguir con la mínima actividad política que lleve al aburrimiento.

La equivocación es tan grosera que hasta Ayuso en su vista electoral les ha cedido a los candidatos de PSE y PNV la iniciativa de embadurnarse en ese barro asqueroso, lo que significa una paradoja que los retrata.